Los
desafíos de la educación universitaria en el espacio digital desde una
perspectiva crítica dentro del marco conceptual de Byung-Chul Han
The
Challenges of University Education in the Digital Space inside Critical
Perspective from Byung-Chul Han's Conceptual Framework
Angelica Durán Téllez
Doctora en Estudios para el
Desarrollo Humano
Universidad para la
Profesionalización Estratégica, UNIPRE
ORCID: https://orcid.org/0009-0009-2122-9537
Gerardo Antonio Panchi-Vanegas
Doctor en Estudios para el
Desarrollo Humano
Universidad Autónoma del
Estado de México, UAEMéx
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3215-7531
Correo
electrónico: gpanchiv@uaemex.mx
Recepción: 07/05/2024
Aceptación: 30/10/2024
DOI: https://doi.org/10.53436/ALcr3059
D’Perspectivas Siglo XXI, Volumen 12, Número 23, Año 2025. Enero-junio
Este es un documento de acceso abierto bajo la licencia
Creative Commons 4.0 Atribución-No Comercial
(CC BY-NC 4.0 Internacional)
Resumen
El artículo busca explorar
algunos desafíos implicados en el marco de la formación universitaria en el
espacio digital, se toman como base las ideas de Byung-Chul Han mediante una
investigación documental. Se establece que, en efecto, involucrarse en el uso
de las nuevas tecnologías en la educación, implica ciertos elementos para
discutir al insertarse o acercarse al mundo digital. En la primera parte de
este trabajo se exploran las tecnologías de la información y la comunicación,
así como su posicionamiento y los desafíos implicados para la universidad. En
la segunda parte se expone la infocracia
como un sistema rector en el ámbito digital en el cual la información se
convierte en la principal herramienta de poder y control. En la tercera parte
se muestran los tipos de sociedades descritas por Han y estas proporcionan características
sociales ante las dinámicas de rendimiento en lo digital. Finalmente, en la
discusión se comentan los compromisos e inconvenientes que resultan de
involucrar a los estudiantes en el mundo digital con fines educativos, y también
se buscan formas de resistencia o de cuestionamiento ante tales dinámicas. Con
lo anterior, es posible que los universitarios enfrenten retos y
vulnerabilidades y que más allá del sentido educativo, la universidad tenga que
cuidar a sus usuarios y prever de herramientas para su protección individual
ante un contexto digital y una posible afectación de su libertad individual o
su esfera íntima.
Palabras clave: tecnologías de la información, educación,
Byung-Chul Han, infocracia, espacio digital.
Abstract
The article seeks to explore some
challenges involved in the framework of university education in the digital
space, based on Byung-Chul Han's ideas through documentary research. It is
established that, in effect, getting involved in the use of new technologies in
education implies certain elements to discuss when inserting or approaching the
digital world. In the first part of this work, information and communication
technologies are explored, as well as their positioning and the challenges
involved for the university. In the second part, infocracy is exposed as a
guiding system in the digital field in which information becomes the main tool
of power and control. In the third part, the types of societies described by
Han are shown and these provide social characteristics in the face of the dynamics
of performance in the digital sphere. Finally, the discussion discusses the
commitments and drawbacks that result from involving students in the digital
world for educational purposes, and also seeks ways of resisting or questioning
such dynamics. With the above, it is possible that university students face
challenges and vulnerabilities and that beyond the educational sense, the
university has to take care of its users and provide tools for their individual
protection in the face of a digital context and a possible impact on their
individual freedom or their intimate sphere.
Keywords: information technologies,
education, Byung-Chul Han, infocracy, socio-digital space.
La interrelación entre las Tecnologías
de la Información y la Comunicación (TIC) y los desafíos educativos en el
espacio digital puede analizarse a través de los conceptos de infocracia y las
tipologías de sociedades propuestas por Byung-Chul Han. Aunque las TIC
presentan oportunidades significativas para la mejora de la educación, también
introducen dinámicas de poder y control que pueden perpetuar desigualdades,
generar sobrecarga de información y fomentar la explotación del rendimiento.
Estos aspectos constituyen retos críticos en el contexto educativo contemporáneo.
La integración de las TIC en la
educación universitaria contemporánea son un acto cada vez más predominante e
inevitable. Sin embargo, con ello también surgen
inquietudes sobre las repercusiones en los
estudiantes: la disponibilidad masiva de acceso a la información
en el entorno digital suele acompañarse de una disminución de
la autonomía estudiantil y una vulneración de la privacidad. Estamos
en el régimen de la información definido por Han (2022) como infocracia, concepto
desde el cual es posible reflexionar en el contexto educativo.
Así, en este artículo, a través
de una revisión documental cualitativa, se exploran las dinámicas entre el uso
de las TIC en la educación universitaria y el surgimiento de la infocracia, la
cual tiene implicaciones directas en este ámbito, dado que la información se
convierte en uno de sus recursos clave, pero donde resulta oportuno pensar
sobre su producción, distribución y consumo. El objetivo de este trabajo es
analizar algunos desafíos de la educación universitaria en el espacio digital,
así como observar las dinámicas sociales y tecnológicas desde la tipología
propuesta por Han en razón del entorno digital. Desde las diferentes sociedades
se muestran escenarios cercanos a la digitalización, la cultura de la
información y las relaciones sociales. Sobre ellas se discutirán algunos retos de
la educación para identificar las posibles condiciones adversas que surgen en
la digitalidad relacionadas con el ámbito educativo.
La
educación en el entorno de las TIC
Las TIC
proporcionan nuevos soportes que transforman el acceso y la producción de la
información, así como alternativas innovadoras de amplio alcance en la
educación, esas “giran en torno a tres medios básicos: la informática, la
microelectrónica y las telecomunicaciones; pero giran, […] de manera
interactiva e inter conexionadas, lo que permite conseguir nuevas realidades
comunicativas” (Cabero, 1998, p. 198).
Los
medios referidos se complementan, se integran y se potencian mutuamente; su
interconexión no resulta ajena a los espacios universitarios. En el medio de la
informática en la educación universitaria se tiene: Microsoft Office, Google,
Workspace, OpenOffice y el acceso a plataformas de gestión del aprendizaje (LSM[1]).
En el medio de la microelectrónica surgen nuevos entornos de aprendizaje por el
desarrollo de dispositivos inteligentes, realidad aumentada (AR[2]), virtual
(VR[3]) y
circuitos electrónicos como simuladores de laboratorios de aprendizaje. Por último,
en el medio de las telecomunicaciones se impulsan interacciones más dinámicas
por redes inalámbricas y de telefonía, que favorecen el uso de recursos de
aprendizaje en línea masivos y abiertos (MOOC[4]),
bibliotecas digitales y recursos educativos (OER[5]).
De
acuerdo con Najar (2016), las Instituciones de Educación Superior (IES) han
reconocido la importancia de entrelazar las TIC con el área educativa; conocer sus
medios básicos y sus implicaciones en el sector educativo ofrece una visión
completa de cómo estas herramientas y recursos tecnológicos se integran con
facilidad en las actividades de la persona en áreas pedagógicas.
Así mismo, las TIC ofrecen soportes sólidos que proliferan en programas
académicos, permiten la creación de espacios híbridos de aprendizaje off-line
y on-line, además de que integran texto, sonido e imagen en la
comunicación digital.
Según
Cabero (1994), se proyectaba que el empleo de las TIC impactara en la
estructura de la educación en cuatro factores relevantes: 1) en el cambio en los
roles tradicionales donde el docente ya no es el único poseedor del
conocimiento, el estudiante entraría al mundo de la información global; 2) en
el imperativo de la formación de un perfil del estudiante renovado, el alumno
puede estar en un contexto escolar, incluso fuera de la escuela; 3) en los
desafíos para el sistema educativo que buscan modelos de mayor flexibilidad; y 4)
en la exigencia de una nueva formación del profesor en el manejo de las TIC y
de alfabetización digital en el estudiante. Tales elementos hoy día, más que
proyectos son realidades.
Por otra
parte, la investigación de Ramírez et al. (2020), sobre el acceso y la
actitud del uso de internet entre jóvenes de educación universitaria, arrojó
que:
En lo que se refiere al uso y
acceso, se observa que el 74.7% de los jóvenes universitarios reconoce llevar 5
años o más utilizando Internet, es decir, 7 de cada 10 navegan en la red desde
hace ya varios años. A estos habría que añadir un 23.2% que lleva conectándose
desde hace 3 y 4 años. Se conectan, por lo general, diariamente durante 4 horas
o más (73.6%) y lo hacen masivamente desde su propio hogar (89.5%); aunque un
5.7% lo hacen en la escuela; el 2.2% en lugares públicos, y el 2.6%, en los
hogares de otras personas.
Dicha
investigación muestra que el uso de las TIC es inevitable en los jóvenes universitarios
actuales, sin que exista relación entre el uso excesivo del internet con el
éxito académico.
Particularmente en el IES de
México, se muestra un amplio uso de mensajería instantánea como WhatsApp y
Telegram (21,8%), seguido del uso de redes sociales como Facebook e Instagram
(20,10%), en menor medida se reconoce el uso de plataforma educativas (13,3%)
el correo electrónico (12,4%) y llamadas telefónicas (6,5%). (George
et al., 2023, p.10)
Según dicha
investigación, los estudiantes adquirieron nuevas formas de estudio relacionadas
con la alfabetización digital y el uso de herramientas tecnológicas, sin
embargo, a pesar de esta sobreexposición, el nivel de alfabetización digital se
mantiene en una tendencia media-baja, lo que sugiere que, aunque los
estudiantes están usando más tecnologías, no necesariamente están adquiriendo
las competencias para su uso efectivo. El acceso y exposición a las TIC no
garantizan capacidades requeridas ni el nivel adecuado de alfabetización
digital para utilizarlas de manera eficiente en la educación.
De modo
que, el manejo de las TIC puede aportar una serie de avances potenciadores de
la eficiencia del conocimiento, pero, a su vez, deben cuestionarse no solo las
ventajas tecnológicas e instrumentales de estas formas de acceso a la educación
y al conocimiento, sino también los posibles desafíos aledaños. El uso
equilibrado de las TIC puede generar una influencia positiva en el
universitario al priorizar responsabilidades académicas y utilizar las mismas
de manera productiva. No obstante, sumado a la desigualdad en las capacidades y
las destrezas digitales ante las tecnologías constantemente cambiantes, la
falta de pensamiento crítico y la escasa evaluación del excedente de
información incorrecta que se puede obtener en la red, existen amenazas y
riesgos en el uso de las TIC (Sánchez, 2008).
Los
desafíos en la educación universitaria en el espacio digital desde las TIC, según
Sánchez (2008) muestran: a) aumento de las desigualdades por falta de
habilidades en el manejo de herramientas digitales e inequidad para su acceso;
b) homogeneización o imposición de ideas debido a los algoritmos de
recomendación; c) infoxicación por la abundancia descontrolada de información;
d) aislamiento o claustro de intercambio cibernético y uso excesivo de dispositivos
electrónicos; e) choque de diferencias culturales e ideológicas que impida una
visión social; f) insuficiencia de ejes de colaboración y fomento de comunidad,
y g) carencia de diagnósticos técnicos que identifiquen deficiencias de
aprovechamiento académico o encasillamiento de conocimiento. Estos en sí ya
muestran algunos desafíos. Sobre la actualidad, uno de los autores que se ha
encargado de valorar las tecnologías y sus implicaciones en la sociedad desde los
conceptos: infocracia y sociedad de la transparencia es Byung
Chul-Han (2022, 2021, 2020, 2017).
Infocracia en la educación
La educación y la infocracia están intrínsecamente
relacionadas en el contexto educativo contemporáneo. En él la información en el
espacio digital constituye un recurso fundamental, caracterizado por la
dependencia tecnológica y el acceso la información. Esta realidad subraya la
necesidad de fomentar un pensamiento crítico que permita a los estudiantes
discernir la manipulación y el control de los datos en el ámbito educativo. Es
así que debe capacitarse a los estudiantes no solo para consumir contenidos de
manera efectiva, sino también para participar activa y conscientemente en un
entorno donde los recursos pueden ser utilizados como herramienta de subjetivación.
Han es un filósofo alemán de
origen surcoreano, reconocido por sus análisis críticos sobre la sociedad
contemporánea y la cultura digital. Se ha cuestionado por los efectos de la
tecnología, la digitalización y la información en la vida cotidiana, en la
política y en la democracia. Ha analizado cómo la sociedad contemporánea está
siendo moldeada por la lógica del rendimiento, la transparencia y la vigilancia.
A partir de estas reflexiones, Han (2022) ha desarrollado el concepto infocracia, para describir el régimen de
dominio en el que la información y su procesamiento a través de algoritmos e
inteligencia artificial determinan los procesos sociales, económicos y
políticos. Su trabajo ha sido fundamental para comprender cómo la digitalización
y la información reconfiguran las estructuras de poder y control en la sociedad
contemporánea, así como su impacto en la privacidad y la autonomía individual.
Un punto relevante para
comprender tal concepto es el algoritmo, este se entiende como un “conjunto
ordenado de operaciones sistemáticas que permite hacer un cálculo y hallar la
solución a un tipo de problemas” (INESDI, 2021, párr. 2). Ello consiste en una
serie de pasos que permite llevar a cabo una acción o tarea en específico a
resolverla. En el espacio digital los algoritmos operan a través de motores de
búsqueda evaluando datos y múltiples coincidencias de plataformas digitales, considerando
factores como historiales de consulta de los usuarios. Todo aquello que resulta
de la búsqueda responde y ha sido diseñado de acuerdo con comportamientos y
preferencias de cada usuario.
En este sentido, los algoritmos
automatizan la toma de decisiones mediante la recopilación y análisis de datos,
lo que tiene importantes implicaciones en el ámbito educativo. Esta
automatización puede influir en la personalización de la experiencia de aprendizaje,
ya que puede adaptar los recursos y contenidos a las necesidades específicas de
los estudiantes, pero también plantea desafíos relacionados con la diversidad
de la información y la exposición a nuevas perspectivas.
Los algoritmos digitales están relacionados
con la automatización sobre aquello que el sujeto visite o busque en la red. Según
sus preferencias, le son arrojadas sugerencias y ofertas afines basadas en su
historial de búsqueda. Es así que se entra al régimen de la información y la
configuración particular de las conductas. Esto es lo que Han denomina
infocracia, es decir, “la forma de dominio en la que la información y su
procesamiento mediante algoritmos e inteligencia artificial determinan de modo
decisivo los procesos sociales, económicos y políticos” (Han, 2022, p. 9). La
infocracia depende de cuatro elementos constituyentes: soledad del usuario,
tiempo inestable, flujo de información y personalización algorítmica. Esto se
explica a continuación.
En cuanto al primer elemento el
autor dice que la infocracia requiere de una condición de soledad para
generar una sumisión total, por lo que el estudiante requiere aislamiento y una
política de visibilización particular: “El «hecho de ser visto sin cesar»
mantiene el individuo disciplinado en su sumisión” (Han, 2022, p. 13). Para
ellos las celdas de aislamiento son las redes de comunicación. De esta manera,
el régimen neoliberal de la información se presenta como libertad y
comunicación, lo que complica que el estudiante aprenda a convivir.
El segundo elemento consiste en
cómo la infocracia exige una multiplicación viral de los datos con poca
estabilidad temporal, la cual fragmenta la percepción del tiempo, al
presentarse como un torbellino con el factor importante de la aceleración. Por lo que el tiempo es un factor
decisivo de la infocracia denominado cortoplacismo, el cual prioriza los
beneficios inmediatos con una visión limitada. Ante ello es importante
reflexionar que “La inteligencia tiene una temporalidad completamente
diferente” (Han, 2022, p. 34).
Sobre el tercer elemento la infocracia
requiere la obtención de información desde dispositivos de registro que
permitan el flujo de información. Para Han este tipo de dispositivos
desintegran al sujeto en lo que denomina enjambre, encasillado en celdas y
espacios individuales que dificultan la acción comunicativa. En la infocracia
surge también la infodemia, la cual permite que los contenidos se difundan a
gran velocidad más allá que la verdad, lo que provoca una mayor diseminación de
posible información falsa. “Este autoadoctrinamiento produce infoburbujas
autistas que dificultan la acción comunicativa” (Han, 2022, p. 47).
El último elemento clave es que
la infocracia requiere de una personalización algorítmica. Para
ello cuenta con filtros que muestran solo aquello de la visión del mundo con la
que el sujeto está conforme. De este modo, las cuestiones sociales relevantes
pueden quedar fuera del conocimiento del individuo, si no son de su interés.
“La desaparición de la facticidad del mundo de la vida complica enormemente la
comunicación orientada al entendimiento” (Han, 2022, p. 51). Se pierde la
dimensión del otro como en una guerra de identidades, se está en un contexto de
individualismo extremo, no se permite o no es viable el ejercicio democrático
pleno.
Tal inercia infocrática ha
configurado diversas sociedades emergentes con sus propios desafíos.
Tipos de sociedades en el
territorio digital y sus aspectos relacionados con la educación
Para Area y Pessoa (2012) la
gran cantidad de información digital configura nuestro comportamiento. Mientras
que para Han (2022; 2021;2020; 2017) el cambio y definición de cada sociedad también
se ven afectados por otros elementos: la hipercomunicación, el exhibicionismo,
la colaboración en la construcción de la transparencia. Sin embargo, el
elemento central es la información (infocracia).
La transformación de la sociedad
contemporánea hacia una cultura de la transparencia por la exposición constante
de la interconexión digital impacta en la vida cotidiana del sujeto desde su
individualidad, intimidad y autonomía. A causa de la omnipresencia global que
permite el territorio socio digital, Han plantea interrogantes de cómo la sociedad
en este ámbito demanda la transparencia y la exposición como
sinónimos de progreso, incidente en una vigilancia masiva.
Las sociedades que formula Han
(2021) parten del eje de la información y, a su vez, de cuatro puntos
centrales: 1) la sociedad positivista ligada al rendimiento, 2) la
transparencia y su afectación al valor de las cosas, 3) el despojo de la
singularidad o el infierno de lo igual y 4) la pérdida de la atención profunda.
Para ello Han (2017), en su libro La sociedad del cansancio, hace una
comparativa de la sociedad disciplinaria y la sociedad positivista.
Han (2021, 2017) establece que
el modelo de vida del siglo veinte y el del siglo veintiuno tienen una
diferencia destacable, en la primera yace la idea de la negatividad, a
consecuencia de estar incluido en un sistema de producción e industrialización.
Describe a esta sociedad como poco permisiva y pasiva caracterizada por regirse
por una coacción externa y por el “no poder”. Esto se conoce también como
sociedad disciplinaria.
Para el siglo veintiuno se
propone una sociedad del rendimiento: pasa del “no poder” a una sobreabundancia
del “sí se puede”, que trae como resultado la coacción interna. En palabras de
Han: “La positividad del poder es mucho más eficiente que la negatividad del
deber” (Han, 2017, p. 16). Esto sería un escenario laboral que exaltaría la
propensión al burnout (trabajador quemado) en la actualidad.
Por un lado, para el autor la
sociedad contemporánea se caracteriza por la sociedad de la transparencia la
cual se traduce en términos de precio lo que suprime la riqueza de las
cualidades únicas por aquellas en función de su coste. “Las cosas se tornan
transparentes cuando se despojan de su singularidad y se expresan completamente
en la dimensión del precio […] suprime cualquier rasgo de lo inconmensurable”
(Han, 2021, p. 12).
La sociedad de la transparencia
se presenta con oportunidades como es la eliminación de distancia, la cual
favorece la velocidad del intercambio de información, sin embargo, esta rapidez
muestra el desafío para discernir en la sobreabundancia de contenidos y
propiciar uniformación y desinformación. Por lo tanto, el desafío a enfrentar
sería que el acceso inmediato a la información en el entorno digital a menudo
exige al estudiante el abandono de su esfera privada, ya que muchas plataformas
requieren la aceptación de cookies y el consentimiento para el uso de datos
personales. Esta situación plantea un dilema importante: por un lado, la
persona obtiene acceso a una vasta cantidad de recursos y conocimientos; por
otro, se ve obligado a renunciar a parte de su privacidad y a aceptar
condiciones que pueden no ser completamente transparentes.
La sociedad de la transparencia
se caracteriza por la exigencia constante de visibilidad y la eliminación de la
privacidad, lleva a una despersonalización y a una reducción de la negatividad,
donde la intimidad y la distancia se ven amenazadas. Este es el contexto donde surge
la idea de una sociedad positiva. Han (2021) señala como sociedad positiva,
aquella que abandona la negatividad, pero que también se despoja de la
singularidad y deja las diferencias, es lo que llama un infierno de lo igual. Tal
sociedad exige una renuncia de la esfera privada, por la transparencia,
exhibición y constante desnudez, que implica la mirada del otro. Finalmente, surge
la pérdida de la atención profunda. La cual se da a causa de la participación e
interacción digital en tiempo real, desatando estímulos e impulsos ante la
sobreexposición de información y provocando una percepción dispersa que le
impide al estudiante concentrarse en trabajos y labores específicas.
Por lo tanto, la sociedad
positivista puede llevar a una visión disminuida del mundo acorde a su
convicción y conformidad. Requiere valorar que hay otro mundo posible que no
necesariamente coincide con la propia idea y que no por ello carece de valor. El
universitario necesita diversidad de perspectivas, identificación de sesgos y
de prejuicios y pensamiento crítico.
Es esencial destacar que para el
filósofo la sociedad de la transparencia es una cuestión central, esta condesa
diferentes características consecuentes de la interacción digital, la vorágine
del tiempo, la infoxicación, el alto rendimiento, etc. Han (2021), a la vez,
alude que la sociedad positiva es una sociedad de la transparencia que cuenta
con fácil acceso a una gran cantidad de información, sugiere que tal
acumulación por sí sola no genera ninguna verdad. Insiste en que la falta de
negatividad en esta sociedad da testimonio a la falta del ser, y que el exceso
de comunicación no descarta la imprecisión del todo, sino que más bien la
enfatiza.
La actual exposición en el
entorno digital por el uso constante de herramientas digitales aniquila el
habitar. “Habitar significaba originariamente estar satisfecho (en paz);
llevado a la paz, permanecer en ella” (Heidegger en Han, 2021, p. 30). Por lo
que la indisoluble coacción de la exposición y el rendimiento para Han amenazan
esta paz:
El mundo no es hoy
ningún teatro en el que se representen y lean acciones y sentimientos, sino un
mercado en el que se exponen, vende y consumen intimidades. El teatro es un
lugar de representación, mientras que el mercado es un lugar de exposición. (Han,
2021, p. 68)
La relación entre la intimidad,
la exposición y la autenticidad, en el contexto de la sociedad contemporánea,
puede ser aplicada a los desafíos que enfrenta la educación superior en el
espacio digital. Las interacciones en línea pueden ser más superficiales y
menos personales, lo que dificulta la creación de un ambiente de confianza y
apoyo. Los estudiantes pueden ser reacios a compartir sus pensamientos y
experiencias si sienten que están siendo constantemente vigilados o evaluados.
La falta de un espacio seguro para la expresión personal puede limitar la
profundidad del aprendizaje y la exploración de ideas.
Esa es la sociedad de la
evidencia, que se caracteriza por dejarlo todo en un estado de simetría, en un
terreno que no libera de lo igual: “lo nuevo, prospera solamente detrás de una
máscara que protege de lo igual” (Han, 2021, p. 42). Pues bien, si esta
sociedad de la evidencia requiere la transparencia, su libertad se reduce en la
medida de la exigencia de simetría e igualdad. De tales efectos deviene la
sociedad porno, denominada así porque todo se hace de inmediato de manera
transparente y visible a la luz de la información y los medios, por lo que todo
puede verse similar a un espectáculo en el que todo tiene que ser mostrado.
La sociedad porno se confronta
con la exposición constante que puede llevar a una superficialidad en el
aprendizaje, los estudiantes pueden sentirse presionados a consumir información
de manera rápida y sin profundidad. La necesidad de estar constantemente
visibles y ser evaluados en línea puede generar ansiedad y estrés en los
estudiantes.
Actualmente compartir lo
cotidiano en redes sociales digitales, se ha convertido en una forma
instantánea de comunicar sin la exigencia de la presencia. Del Barrio y Ruiz
(2014) hacen notar que el internet en la comunidad estudiantil es, en mayor
medida, utilizado solo para redes sociales, lo que permite una exhibición del
trastorno de actividad intensa, la llamada hiperactividad, o lo que Han denomina
la sociedad de la aceleración. La describe como preocupada por una apurada
movilidad, o bien, por el llamado síndrome de la prisa que la desabastece de
sentido en un mundo de deberes por el predominio del hacer, vinculado a la
positividad y a la coacción interna del sujeto: la auto explotación del hacer
para llegar a lo que se desea. De modo que se caracteriza por una dispersión y
disociación temporal y en este punto se encuentra la sociedad de la
aceleración.
Esta última alude a la cultura
de la intimidad, esta elimina el afuera y la negatividad, y deja al usuario
solo lo que le gusta así, el sujeto se aísla del mundo exterior, ya que el
algoritmo le ofrece únicamente aquello que disfruta, incluso se anticipa a sus
futuras elecciones. La sociedad de la aceleración con la hiperproducción y sobrecarga
de información puede dificultar la capacidad del universitario de procesarla y
asimilarla. La hipercomunicación puede repercutir en la construcción de
relaciones significativas por la constante desconexión interpersonal. Los actos
escolares como rituales que provocan sentido de pertenecía y valoración de
logros académicos también son importantes en el proceso formativo. La cultura
de la gratificación instantánea puede afectar la capacidad de los estudiantes
para perseverar en la resolución de problemas complejos y la valoración del
proceso de aprendizaje por encima de los resultados inmediatos.
Según Han, aquí estaría también la
sociedad íntima donde se carece de distancia en un terreno habitado por sujetos
narcisistas que solo se quieren experimentarse a sí mismos. “porque la sociedad
actual organiza psicológicamente sus procesos internos de expresión y entre
mezcla el sentido de la interacción social razonable fuera de los límites de la
mismidad de cada uno” (Sennett, 2023, p. 563). Estas palabras engloban lo que
acontece cuando el sujeto se encuentra en su zona de bienestar, tratan de un
medio digital personalizado que experimenta para sí mismo y reafirmando su
individualidad.
La sociedad íntima que tiene
como rasgo la personalización y provoca la falta de diversidad lleva a una
homologación excesiva de los contenidos educativos, a su vez, el consumo de
intimidad puede generar pérdida de límites entre lo público y lo privado en el
ámbito educativo y afectar su autonomía. La intimidad destruye espacios de
juego, falta de conexión emocional y dinámica de aula, la preocupación por la
privacidad puede inhibir la participación activa y la expresión auténtica, además
de limitar el aprendizaje colaborativo.
El espacio digital modifica las
formas de acción del sujeto, así como sus expresiones y su comunicación. Para Han,
la sociedad de la información se relaciona con el mito de la caverna de Platón,
donde los prisioneros ven sombras de representaciones influenciadas por
narrativas preestablecidas en el entorno digital. Se interpreta como un teatro
que transporta al sujeto a mundos ficticios e invita a liberarse de la ilusión
que impide acceder a un conocimiento más cercano a la realidad: es la sociedad
de la información.
En la sociedad de la información
es fundamental garantizar que, bajo el pretexto de promover una educación
global, no se exponga a los estudiantes a la obligación de compartir sus datos personales
o su perfil de identidad digital. Habría que separar el espacio digital para la
formación universitaria del espacio individual o del ocio. De modo que no sea
por la universidad que se facilite desde el algoritmo un pronóstico de
comportamiento y de consumo determinado sobre la comunidad universitaria. Debe separarse,
en lo posible, la universidad del mercado y los impactos en la autonomía y la
libertad de sus estudiantes.
La sociedad de la información
permite la apertura a la sociedad de la revelación. Ello implica un cambio de
paradigma hacia un panóptico económico como sistema vigilante del
comportamiento del sujeto (Han, 2021). De modo que se maximizan beneficios y
ganancias sin límites a partir del seguimiento y la observación constante, esto
es, la sociedad de la revelación y su propio desafío.
La sociedad de la revelación y aquella necesidad de exponerlo todo implica un monitoreo de comportamiento (panóptico digital) del que no debería formar parte la universidad. Pues tal inercia repercute en la presión del rendimiento, los estereotipos, las expectativas: refleja desigualdades. No todo lo universitario debe ser revelado siguiendo una inercia social, debe determinarse qué mostrar y los espacios adecuados para realizarlo sin que ello implique la vigilancia y el examen continuo de la comunidad universitaria.
Finalmente, se llega a la sociedad del
control donde el exhibicionismo, o bien el auto exhibicionismo y el panóptico
digital se vuelven mecanismos de poder y vigilancia. “La exhibición pornográfica
y el control panóptico se compenetran” (Han, 2021, p. 89). En este sentido, la
sociedad del control plantea interrogantes sobre los conceptos de libertad a
partir de la desaparición de la instancia dominadora o bien en una coacción
interna.
La sociedad del control, en la
que se restringe la libertad por el panóptico digital, limita la autonomía del
estudiante y puede inhibirlo de su libre expresión. La vigilancia constante y
el control pueden socavar la confianza en la comunidad educativa en un espacio
digital sin límites. Lo que puede repercutir en un aumento de estrés y ansiedad
o bien, en el agotamiento del estudiante. La universidad debe ser un espacio
seguro para el desarrollo ante la vorágine del entorno digital, debe promover
espacios éticos ante una comunidad y ser responsable también de la
individualidad.
Análisis
La afirmación de Byung-Chul Han:
“a diferencia del régimen de la disciplina, no se explotan cuerpos y energía,
sino información y datos” (Han, 2022, p. 9) resuena en el contexto de la
educación superior ante la necesidad de formar a los estudiantes no solo en el
uso de herramientas digitales, sino también en la crítica y el análisis de la
información. A medida que las instituciones adoptan tecnologías que recopilan
datos sobre el rendimiento y el comportamiento de los estudiantes, surge la
preocupación de que esta información pueda ser utilizada de manera que
comprometa la autonomía y libertad de los individuos.
La tipología de sociedades propuestas
por Han (2021) describe cambios sociales y culturales provocados por las nuevas
tecnologías digitales, los cuales se caracterizan por la transparencia, la
vigilancia y la exposición constante:
El big data y la
inteligencia artificial ponen al régimen de la información en condiciones de
influir en nuestro comportamiento por debajo del umbral de la conciencia. El régimen
de la información se apodera de esas capas prereflexivas, instintivas y
emotivas del comportamiento que van por delante de las acciones conscientes.
(Han, 2022, p.23)
Por lo que se cuestionan los
valores predominantes en la sociedad contemporánea, la importancia de su
autonomía y la repercusión de la interconectividad tecnológica. Bajo ese
contexto, resulta importante considerar las implicaciones del estudiante en los
procesos de enseñanza, el respeto a la privacidad, sus procesos de comunicación,
las posibilidades de diálogo y la preservación de espacios reflexivos sobre los
contenidos y la incentivación del desarrollo universitario (Edel et al., 2011).
La hipercomunicación tiene un efecto
en la atención y el aprendizaje que puede dificultar la concentración, así como
la digitalización afecta la esfera privada, “Roland Barthes define la esfera
privada como «esa zona del espacio, del tiempo, en la que no soy una imagen, un
objeto»” (Han, 2020, p.8) lo que puede influir en la capacidad de los
estudiantes para reflexionar:
El smartphone es un aparato
digital que trabaja con un input-output pobre en complejidad. Borra toda
forma de negatividad. Con ello se olvida de pensar de una manera compleja. Y
deja atrofiar formas de conducta que exigen una amplitud temporal o una
amplitud de mirada. (Han, 2020, p. 29)
Ello también implica la
desmediatización de la comunicación, que provoca que los estudiantes ya no
dependan de intermediarios para acceder a los contenidos. Esto puede llevar a
una crisis en la representación del conocimiento y a la dificultad de
establecer una autoridad académica, lo que puede afectar la calidad de la
educación.
La educación universitaria enfrenta
desafíos que reflejan las tensiones entre la velocidad de los datos y la
capacidad humana para asimilarla y aplicarla. Uno de los aspectos más
inquietantes es la condición de soledad que caracteriza a la infocracia
descrita por Han. Este aislamiento se intensifica en un entorno donde la
multiplicidad viral de la información compite por la atención de los
individuos, para ello ha creado una sobrecarga cognitiva que fragmenta la
concentración y obstaculiza el aprendizaje profundo.
La aceleración de la digitalidad
contribuye a una visión limitada y superficial del conocimiento, ya que la
rapidez con la que se difunden los datos a menudo impide un análisis crítico y analítico.
Esta velocidad también entorpece la acción comunicativa, como lo señala Han En
el enjambre, donde el encasillamiento de las ideas y la polarización
exacerbada por las redes sociales limitan el diálogo genuino y la construcción
colectiva del conocimiento.
Las infoburbujas y la
personalización algorítmica agravan estos problemas, ya que los universitarios
y académicos son cada vez más propensos a quedar atrapados en ecosistemas
informativos cerrados que refuerzan sus propias creencias y limitan la
exposición a perspectivas divergentes. Esta situación no solo afecta la
pluralidad y la diversidad intelectual, sino que también erosiona la base de
una democracia auténtica, donde el debate y la deliberación son esenciales para
el progreso educativo y social.
El modelo digital actual también
promueve un individualismo total, donde el enfoque en el alto rendimiento y el
predominio del hacer genera una cultura de competencia extrema y coacción
interna. Los estudiantes y académicos se sienten constantemente presionados a
producir, lo que contribuye al burnout y a un agotamiento emocional que socava
el bienestar general y la calidad de la educación.
Cierto es que algunos
de los impactos positivos que presentan las TIC es el autoaprendizaje, el
conocimiento personalizado, la organización eficiente de responsabilidades
académicas, la posibilidad de tener acceso a la educación por medio de recursos
globales inmediatos, que enriquecen los procesos educativos desde cualquier
lugar con un seguimiento de monitoreo remoto (Monteiro y Leite, 2021). También
lo es que esto ha permitido que Instituciones de Educación Superior reconozcan
el impacto de las TIC en la estructura de la educación, así como sus desafíos. Si
bien las TIC tienen un alto potencial, su uso conlleva ciertos riesgos como
es la homogeneización o la imposición de
conocimiento, la falta de acceso equitativo, la infoxicación, la comunicación
limitada a pantallas e interfaces, el posible aislamiento del uso inadecuado de
las mismas, la incapacidad del estudiante de seleccionar, producir y utilizar
la información recibida, así como discernir entre la gran cantidad de material
informativo.
Desde esta línea de pensamiento
y con el referente de los efectos de la tecnología y la digitalización que
propone Han (2022, 2021, 2020, 2017), se debe establecer un enfoque
crítico y reflexivo sobre los desafíos que enfrenta una sociedad dominada por
la información y la tecnología, ello puede repercutir en la libertad de expresión
o en su espacio personal. La universidad global no puede evitar la interacción
digital, pero debe señalar o hacer lo posible por mitigar tales riesgos y
abordar los desafíos.
Es necesario reconocer que las
TIC demandan un estudiante que esté enfocado en el proceso de aprendizaje, el
cual precisa estar preparado para tomar decisiones y elegir su propia dirección
de aprendizaje; en esencia, requiere ser capaz de auto-aprender. Esto
representa un desafío para el sistema educativo, implica que el estudiante y el
profesor realicen un trabajo en conjunto en el proceso didáctico que
desestructure solo el trabajo en el aula y permita la interacción con
herramientas digitales para dejar de considerarlas únicamente como fuentes de
distracción, ahorro de tiempo o plagio, especialmente cuando no se utilizan de
manera adecuada o guiada.
La educación en el espacio
digital, según Han, comprende una fragmentación de la esfera pública donde la
información se dispersa y se vuelve difícil de verificar. Los estudiantes,
inmersos en un entorno digital saturado de información, pueden tener
dificultades para comprometerse en diálogos significativos y críticos. Lo que significa que las instituciones promuevan la alfabetización tecnológica
y la capacidad de evaluar las fuentes de información, de modo que puedan
moverse con confianza en un entorno ambiguo como es el digital.
Otro factor importante ante el creciente
uso de las TIC exige lo que el autor considera la racionalidad digital, la cual
se basa en el colectivo más que en el individuo. Esto sugiere que la educación
superior debe adaptarse a un enfoque más colaborativo y comunitario, fomentando
el trabajo en equipo y la co-creación de conocimiento entre los estudiantes y
por ende en comunidad. En el ámbito educativo se resalta la necesidad de
preparar a los estudiantes para ser ciudadanos informados y activos, capaces de
participar en procesos democráticos de manera efectiva.
El análisis de Han en La
sociedad de la transparencia proporciona una perspectiva crítica al
reconocer que la transparencia puede tener consecuencias adversas en la
experiencia de aprendizaje, como la hipercomunicación, la despersonalización de
las interacciones y la presión por la exhibición, fenómenos que pueden
obstaculizar el desarrollo de un aprendizaje más auténtico. Por lo tanto, se
debe adoptar un enfoque reflexivo que priorice la privacidad, fomente la
creatividad y promueva relaciones interpersonales de modo que cultive un
ambiente de la diversidad de pensamientos y prepare a los estudiantes para
enfrentar un mundo cada vez más complejo e info-conectado.
En última instancia, la
educación superior debe ser un espacio donde la transparencia no se convierta
en un instrumento de control, sino en una herramienta que potencie el
aprendizaje y la colaboración. Lo que implica a) promover la reflexión crítica y el
análisis en el aprendizaje; b) fomentar la comunicación abierta y el debate
democrático; c) revalorizar la conexión humana y el bienestar; d) cuestionar el
predominio del hacer y la productividad, y g) impulsar un desarrollo digital
humanista.
Lo anterior no debe limitarse
solo al uso y manejo de las herramientas ofrecidas, sino a desarrollar
habilidades de discernimiento que le permitan al estudiante evaluar de manera
objetiva la información a la que tiene acceso. No solo de aquello que obtiene, sino
también de lo que da y lo que desde su intimidad ofrece a cambio. Reconocer y
conocer los riesgos de su privacidad, su seguridad y de su posible control a
través de su perfil digital. Una formación con tal enfoque le permitirá estar
atento a proteger su información personal, a ser consciente de su
comportamiento en línea y contribuir de manera constructiva en la comunidad
educativa y global.
Para finalizar, también es
necesario fomentar la guía de expertos y docentes que promuevan una cultura de participación
activa en el ámbito digital. Ello implica adoptar un enfoque multidimensional
que aborde aspectos técnicos, sociales, éticos, psicológicos y culturales en el
entorno digital, junto con instituciones educativas que promuevan prácticas
mediáticas responsables. La universidad debe ser un espacio seguro desde donde
se posibilite la formación de personas críticas en ámbitos globales, sin que
por ello deban ofrecer a cambio su tiempo, intimidad e información como moneda
de cambio.
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