Algunas lecciones en torno al papel de los docentes de la educación universitaria china

Some lessons about the role of teachers in Chinese university education

Nadxiely María del Carmen Vázquez Sánchez

Licenciada en Psicología

Facultad de Ciencias de la Conducta

Universidad Autónoma del Estado de México, México

ORCID: 0000-0002-8820-1784

Recepción: 15/07/2022

Aceptación: 01/08/2022

DOI: http://doi.org/10.53436/M7P4D1A3

D’Perspectivas Siglo XXI, Vol. 9, Núm. 18 (2022)

Este es un documento de acceso abierto bajo la licencia Creative Commons 4.0 Atribución-No Comercial

(CC BY-NC 4.0 Internacional).

Resumen

Los docentes universitarios se encuentran ante un gran reto debido a la llegada de algunas herramientas y la consolidación de otras como las TIC. China particularmente ha experimentado grandes avances económicos que han impulsado su agenda geopolítica, y es un buen ejemplo para ver algunas prácticas que se viven diariamente en distintas latitudes, pero de una forma exponencial, y tomar lecciones de ello desde diversos ángulos (ya sea de coyunturas muy concretas como la emergencia por la covid-19, hasta otros de más largo aliento como la educación a distancia y otros cuasi filosóficos como el concepto mismo de aula, en un marco de continua necesidad de innovación y adaptación. Asimismo, es importante conocer hasta qué punto este avance se ha trasladado a un nivel de excelencia educativa, especialmente universitaria, para poder tener una perspectiva más clara sobre si la nación asiática tendrá los suficientes elementos para cumplir con sus ambiciones geopolíticas de convertirse en una potencia mundial. En este texto se analizan aquellos factores, especialmente políticas públicas, que permiten avizorar un asentamiento en la élite de la educación superior mundial y cuáles factores representan aun retos que deben solucionarse, así como aquellos que debido a su naturaleza serán más complicados cambiar del paradigma en el que actualmente se encuentran.

Palabras clave: Educación, Universidades, China, Docente.

Abstract

University teachers are facing a great challenge due to the arrival of some tools and the consolidation of others such as ICTs. China, in particular, has experienced great economic advances that have driven its geopolitical agenda, and it is a good example to see some practices that are experienced daily in different latitudes, but in an exponential way, and take lessons from it from different angles. either from very specific situations such as the emergency of COVID-19, to other more long-term ones such as distance education and other quasi-philosophical ones such as the very concept of the classroom, in a framework of continuous need for innovation and adaptation. Likewise, it is important to know to what extent this progress has been transferred to a level of educational excellence, especially university education, in order to have a clearer perspective on whether the Asian nation will have enough elements to fulfill its geopolitical ambitions of becoming a world power. In this text, those factors are analyzed, especially public policies that allow us to foresee a settlement in the elite of world higher education and which factors still represent challenges that must be solved, as well as those that due to their nature will be more complicated to change the paradigm in the world. that are currently found.

Keywords: Education, Universities, China, Teacher.

Introducción

Los docentes de todas las universidades del mundo enfrentan distintos retos, pero algunas experiencias internacionales son más importantes que otras. En el caso de China es importante entender cómo pasaron en poco más de 50 años de ser una élite muy poco conocida a ser parte importante de la maquinaria educativa.

Ese cambio ha requerido aceptar retos y emprender acciones importantes como el paso de la cultura del papel a la computadora, posteriormente a las TIC y, ahora, a la cuarta revolución industrial con diferentes herramientas e interacciones aún por implementar. Si se analiza con detalle se puede ver que, como en todos los países desarrollados, o incluso en desarrollo, la educación universitaria es un embudo que solo permite el emprendimiento de los más aptos y que se nutre de un sistema educativo básico que mientras mejor apuntalado y fuerte se mantenga, la otra será mejor.

El caso de China es uno de esos. El país ha logrado avances importantes que hacen pensar que en un futuro contará con el capital humano necesario para mejorar aquellas áreas donde aún no es competitiva, como las relacionadas con la alta especialidad en la economía del conocimiento. Sin embargo, esto solo ocurrirá si se logran minimizar las enormes brechas que aún existen entre algunas regiones y si las políticas permiten el desarrollo de la innovación que suele ser desalentada por procesos engorrosos y la censura de las autoridades, de forma que limitan posibilidades de nuevos entendimientos educativos.

En ese contexto, se han tomado como guía para este ensayo los siguientes objetivos: analizar las buenas prácticas de China en los últimos años en materia de educación universitaria; abordar los retos que se deben superar de cara a un futuro como superpotencia y establecer posibles lecciones en materia educativa.

El tema es muy amplio y siempre discutible, pero los trazos generales que aquí se plantean permiten atisbar una realidad importante en el marco de la geopolítica global y la configuración de las relaciones económicas internacionales para el presente y futuro.

La educación en China de los últimos años

En las últimas décadas China ha sido el país que el mundo ha volteado a ver por distintos motivos: económicos, sociales, políticos, financieros y de salud; los educativos no han sido la excepción. Por ello hoy se revisan y reflexionan algunos aspectos sobre el ámbito universitario de ese país y las características que son clave para ese.

De acuerdo con Treviño (2019), el sistema educativo chino, especialmente el universitario, es uno de los mejores en el mundo: es gestionado por el Ministerio de Educación; la educación es gratuita y obligatoria para estudiantes de los seis a los quince años (al igual que en México), después de esta edad deben pagar tasas y realizar exámenes de admisión, lo cual lleva a una mayor selectividad en los niveles superiores. Así mismo, desde pequeños, los alumnos son guiados por valores que cubren estándares como la calidad del desempeño, disciplina educativa y respeto a los docentes.

Es importante aclarar que los colegios en China se dividen en públicos y privados, pero el nivel de educación en estos últimas es mucho mayor que el de los primeros, lo que representa un gasto más elevado para las familias –puede alcanzar hasta los mil dólares por mes (Caggiano et al., 2011).

Para Treviño (2019), uno de los más grandes éxitos de este sistema es la disciplina. Los estudiantes deben cubrir más de diez horas de estudio: asistir a clases en un horario de 8 a.m. a 3 o 4 p.m., y cumplir con actividades y tareas extraclase, en las grandes ciudades tienen clases adicionales musicales, artísticas y deportivas; el respeto a los docentes también es algo que se les enseña desde muy pequeños. Gracias a estos valores trabajados e inculcados, China se encuentra dentro de los primeros lugares en calidad educativa en el mundo (Adriano y Guzmán, 2013).

Otro aspecto importante son los idiomas extranjeros, se imparten dos o tres clases en inglés, y en algunas escuelas de élite los alumnos de quinto y sexto grado ya dominan el idioma.

Para Pedregal (2017), el proceso de apertura china comenzó hace cuarenta años, este incluyó diferentes áreas como la comercial, educativa, y el de las empresas globales en tecnología y ciencia. Para ello, la universidad fue la principal herramienta y la más poderosa para llevar a cabo esta transformación. En la actualidad hay 2500 universidades que reciben un 45% de los jóvenes chinos, además de estudiantes extranjeros. El objetivo de estas medidas es que la educación sea más inclusiva; el Ministerio de Educación chino ha concretado varios acuerdos con diferentes países de América Latina y el Caribe para un intercambio educativo, tecnológico, científico y cultural.

Por otro lado, la evidencia empírica muestra que los estudiantes de movilidad internacional llevan consigo la cultura china a sus hogares en el extranjero y así empieza a expandirse por todo el mundo. A su vez, su presencia en las aulas occidentales, en donde predominan por su disciplina, también aporta cambios enriquecedores con relación al ámbito educativo.

De acuerdo con el artículo publicado por la empresa Chinapass (s/f), “La Educación en el Gigante Asiático”, cuando China se posicionó muy fuerte en la crisis que experimentó Europa en 2008 tuvo la oportunidad de desarrollar empresas globales poderosas, lo cual lleva a cuestionar si esto es consecuencia de la educación. Algunos expertos afirman que el sistema educativo del país potencia los talentos personales de cada estudiante desde preescolar.

La crítica en este punto surge porque su sistema tradicional es todo lo contrario de lo que la psicopedagogía infantil sugiere en la educación del ser humano: la sumisión, el respeto y la obediencia al docente son completos, incluso el de los padres de familia hacia ellos, aun cuando las técnicas de enseñanza añaden gritos y amenazas por parte de los profesores. El camino puede ser traumatizante, según los estándares de una cultura más progresista, pero más allá de la aplicación de estas técnicas didácticas, los representantes de la educación en China se sienten orgullosos de los resultados.

Según lo mencionado, la competencia se gesta en los exámenes formales y en las clases de todos los días a través de la resolución de preguntas y problemas rápidos, se cultiva con el esfuerzo y la disciplina diaria, de ahí la reputación sobre la formación de genios en sus universidades. Así, el sistema educativo chino muestra dos caras: una donde la ciencia y el estudio son una forma de vida, y otra donde se ubican sus técnicas y estrategias de enseñanza, que en el mundo occidental resultan difíciles de comprender y siguen siendo cuestionadas en el momento de analizar el sector educación (Pedregal, 2017).

Frente al confinamiento y el cierre de las universidades, el país asiático tuvo que establecer estrategias virtuales de aprendizaje, lo que pudiera considerarse como la mayor experiencia en línea de toda la historia de la humanidad.

De acuerdo con la UNESCO (2020), tras haber suspendido las clases presenciales en las universidades, el Ministerio dio inicio al plan “Garantizar la continuidad del aprendizaje mientras los cursos permanezcan afectados”. Durante dos semanas, después de suspender todas las reuniones presenciales, dicho órgano programó teleconferencias con los encargados de la gestión escolar, los proveedores de las plataformas y los cursos en línea, los suministradores de telecomunicaciones y otras partes interesadas, para planificar la puesta en marcha del programa. Las políticas educativas estuvieron encaminadas a que todos los alumnos pudieran acceder a las clases y a exigir a los principales proveedores de internet redoblar esfuerzos para favorecer la enseñanza en línea.

Otra línea de atención durante la pandemia fue incrementar la capacitación sobre el uso de las Tecnologías de la Información, especialmente en las universidades; en ellas se aperturaron para sus estudiantes más de 24 000 cursos en línea, con base para la mayoría de los casos, en la inteligencia artificial; se movilizaron 22 plataformas de cursos en línea válidas para ofertar cursos gratuitos.

Se habilitaron plataformas virtuales educativas y canales de televisión abierta, se difundieron programas de instrucción en línea, se programó la televisión digital y algunas aplicaciones móviles para asegurar la educación de todos los estudiantes. Se implementaron y adoptaron métodos flexibles y puntuales para la enseñanza-aprendizaje. También hubo medidas para reforzar la seguridad en línea, brindar apoyo psicológico y de servicio de salud por covid-19 durante la pandemia (Vidal, 2018).

Al igual que otros países, la respuesta de China en el ámbito educativo ante el nuevo coronavirus fue extraordinaria. Como ejemplo de ello, y de acuerdo con Marielza Oliveira, directora de la Oficina Regional de la UNESCO en Beijing, fue realmente rápida la implementación de alianzas entre los gobiernos nacionales y locales, el sector privado y la sociedad civil para reforzar las capacidades educativas mediante recursos de aprendizaje suplementarios como la difusión de información y contenido en redes sociales. Aunque es importante mencionar que el área de oportunidad de China es mejorar la conectividad de internet y remediar la falta de competencias docentes en las regiones rurales y la protección de la privacidad de los estudiantes universitarios.

Un mecanismo de seguimiento y evaluación se puso en marcha en ese momento con miras a examinar los resultados del aprendizaje de los alumnos. Ahora que las universidades han reabierto sus puertas para recibir a miles de programas, resulta necesario un reajuste de los programas pedagógicos en función de los resultados que arrojen las últimas evaluaciones (Vidal, 2020).

Los retos de China como potencia educativa en un mundo cambiante

No hay duda de que la nación sínica es una potencia educativa mundial y sobre todo que tiene una visión internacional, bastan los siguientes datos para exponer su magnitud: es el país que cuenta con mayor número de Branch University Camp (universidades con sucursales en otros países), es la nación de Asia del Este que posee más universidades en la mayoría de las listas de rankings universitarios y el segundo país con mayor cantidad de artículos de revisión internacional publicados en el mundo.

Esto muestra que a lo largo de los años ha procurado una influencia mayor en la élite, expone incluso una clara resignación a seguir las estructuras de Occidente, en materia de ciencia y conocimiento general, aunque ellos mismos tengan una tradición milenaria, que no le envidia nada a otras latitudes. Sin embargo, esto podría cambiar, al menos en algunos grados, debido a dos grandes factores. Por un lado, la implementación de la política comercial de la “Franja y la ruta” que es la estrategia mediante la cual China pretende expandir su comercio y su esfera de influencia, primero, en Asia y posteriormente en Europa. Esto la ayudará a consolidarse como una potencia mundial; pero además la perspectiva productiva y logística, tiene una vertiente claramente educativa, científica y cultural.

Por otra parte, debido a las ambiciones expansionistas y al tablero geopolítico mundial, pero particularmente el del lejano Oriente, aunado a los confinamientos obligados por la crisis sanitaria de la covid-19, se perfila un escenario en el cual China revierta su tendencia a integrarse, a su manera, a las estructuras educativas y científicas de occidente, dado que empieza a tener los incentivos y la fuerza para construir su propio camino, no solo dirigirlo, incluso crearlo y pavimentar. Sin embargo, esto era poco probable hasta hace muy poco y aún hay dudas sobre si de verdad será posible, ya que se ha observado el crecimiento de la educación superior privada (no controlada por el Estado), pues representa el 31% de todo el sector, lo que llama mucho la atención en un país con un sistema de partido único, que domina toda la esfera pública e incluso la privada.

Otro aspecto importante a considerar, como menciona Pedregal (2017), es que la lengua franca en materia universitaria, aún en las escuelas que no son de elite, es el inglés, no el chino; lo que es un fuerte argumento para pensar que incluso si se quisiera hacer un desacoplamiento de las estructuras tradicionales europeas y norteamericanas, sus alcances serían limitados. China ha intentado por décadas posicionar sus universidades dentro de la “clase mundial”, por medio la movilidad estudiantil internacional. Aunque es importante acotar que cada vez hay menos intención de enviar a estudiantes al extranjero debido a las dificultades de regresarlos a casa, por lo que lentamente se está moviendo a un sistema inglés más preocupado por atraer estudiantes a sus escuelas que por mandar a los suyos, aunque se recuerda que esto aplica en la élite, porque incluso universidades muy prestigiosas no pueden absorber todo el talento nacional, así se genera una competencia feroz por ocupar las pocas plazas disponibles.

Al final se pueden ver las fortalezas del sistema universitario chino para atraer talento debido a que no se tienen que pagar altas cuotas como en Australia, Corea del Sur o Japón, lo que sirve como instrumento político pero que también nutre la enseñanza. Por otro lado, si bien hay un problema de demanda que evita que todo el talento nacional reciba la educación necesaria, genera también una selectividad muy fuerte que puede competir en los mercados mundiales.

De acuerdo con Liu (2020), la pregunta que siempre han tenido que plantearse los docentes es el método idóneo para la enseñanza, pero la pandemia, sin lugar a dudas, llegó para replantear los métodos tradicionales. Hoy en día la educación en línea requiere enfrentar los nuevos retos de esta modalidad, cambiar a un sistema de trabajo híbrido, evitar algunos trabajos repetitivos y romper la barrera del tiempo y el espacio. Sin embargo, como cualquier sistema innovador, que en este caso no pudo ponerse a prueba para corroborar su funcionalidad, tiene deficiencias. En una situación en la que no se puede sino elegir la educación en línea como la única forma de enseñanza-aprendizaje, se descubren muchos problemas, a causa de los cuales los profesores se enfrentarán a un gran desafío.

La pandemia por covid-19 llegó a transformar, cuestionar y desafiar al sistema, tanto para docentes, alumnos y administrativos, así como para ejecutores de políticas educativas; enfrentar retos sobre poner en marcha una enseñanza-aprendizaje en línea a gran escala implica una amplia cobertura de internet, el uso de dispositivos móviles inteligentes u otros productos electrónicos o un nivel relativamente alto de la digitalización en la educación.

Ahora bien, aunado a los sistemas de capacitación docente ya existentes, los profesores están obligados a tomar actualización de las nuevas tecnologías, aplicaciones, software y creación de contenido educativo. De igual forma, el panorama actual demuestra que muchas universidades no están conectadas con las industrias emergentes, especialmente en las áreas de humanidades y ciencias sociales. Por lo tanto, cuando el coronavirus impuso el aislamiento estricto a todos para minimizar los riesgos masivos de contagio y las universidades no tuvieron otro remedio que optar por una educación a distancia, los profesores se quedaron desconcertados frente a su ordenador y no sabían por dónde empezar (Liu, 2020).

La implementación completa de la educación en línea a la que obligó la pandemia, no es solo un reto para los profesores, sino también una oportunidad para las autoridades de promover las reformas, actualizar los conceptos e innovar los métodos de enseñanza. Por lo tanto, por ser los primeros en aplicar plenamente esta modalidad en todo el país, su caso tiene un especial éxito en el sector educativo universitario y puede servir de referencia para otros países que enfrentan la misma situación.

Otro punto para revisar es la diferencia tan grande en el desempeño docente entre las diversas regiones de China. El nivel que se tiene en Shanghái no es si quiera parecido al de Mongolia interior, y aunque se podría decir de cualquier país (en especial de aquellos muy grandes), aquí la magnitud del problema se funda en que esas asimetrías son tan enormes que cuestionan la viabilidad de todo el sistema y de los proyectos que lo sustentan. El problema es tanto de cobertura como de calidad, por tanto, se pueden dar diferencias entre el analfabetismo y la super elite tecnológica en regiones vecinas (Correa, 2019).

De no lograr minimizarse esas diferencias, China no podrá dar el salto que requiere y ser guía en el muy competitivo mundo de la excelencia universitaria.

Lecciones en materia educativa

La educación universitaria en China muestra una continua mejora desde hace unos cuarenta años; conforme se ha dado la apertura de su economía fue creando una enseñanza superior de calidad, que poco a poco se ha ido adaptando a las nuevas necesidades en proporción a su objetivo de convertirse en una superpotencia. Claramente sus valores confucianos en materia de esfuerzo total y colectivo han creado un asiento sólido en la educación básica, que, aunque tiene mucho por mejorar, es gratuita, obligatoria y, sobre todo muy exigente; con estudiantes que se dedican al aprendizaje por más de diez horas diarias seis días a la semana y que permite una población capacitada para afrontar el “cuello de botella” en los exámenes de admisión de las universidades. Mismas que, como ya se explicó, han sabido adoptar el inglés como la lengua franca del mundo globalizado de hoy, no solo en la super élite, incluso en los centros universitarios estatales, lo que incrementa potencialmente la competitividad del país.

Si se hace un corte de caja hasta el presente, se debe aceptar que el resultado sea notoriamente positivo, se agrega como éxito la atracción del talento de otros países a China; esto lo convierte en el gran centro educativo del lejano Oriente, con la consecuente importancia para la divulgación de esa cultura. Además, habría que agregar que durante la pandemia por covid-19, el desarrollo demostrado en materia tecnológica fue notorio, no se dejó sin clases a los grandes grupos de su población. Un claro ejemplo es la manera en cómo se pudo incrementar la banda ancha de las principales plataformas educativas, con conexiones simultáneas de hasta cincuenta millones de personas, buscando siempre la eficiencia y evitando trabajos repetitivos.

En este sentido, se puede asumir para otras latitudes la lección de que los cambios en esta época son constantes. Es una idea que, aunque pareciera común, no se observó en otros tiempos, por tanto, se encuentra un reto claro: la reinterpretación continua de la propia práctica docente, lo que lleva consigo oportunidades, pero también problemas. Por un lado, se observa que cuando el crecimiento económico lo demanda y la necesidad de profesionales de un cierto tipo es elevada, los maestros que no cuentan completamente con la cualificación requerida pueden obtener un trabajo debido a la necesidad, estos mercados de trabajo tienden a estabilizarse con el tiempo y la ventana de oportunidad suele ser breve, pues de no adaptarse plenamente pueden ser reemplazados rápidamente y encontrarse fuera de un sistema que ya no los necesita. Por ello, una lección obvia es la importancia de una capacitación constante, pero incluso así, queda claro que la época del conocimiento otorgado empieza a quedar superada y es necesario facilitarse y crearse el propio.

Aunque, de acuerdo con Caggiano et al. (2011), también hay que mejorar las políticas que por momentos ahogan el sistema, al que cuya continua vigilancia del partido comunista, inhibe o a veces prohíbe expresiones importantes en especial en el área de las humanidades. También falta mucho en la capacidad de atraer el talento que ha sido enviado a las universidades del mundo y que no siempre cuenta con los incentivos adecuados para regresar a casa. A eso hay que agregar los esfuerzos que se exigen para hacer una transición completa al “modelo inglés” y con ello atraer a universitarios de otras latitudes.

Por último, es relevante para los planes de consolidación geopolítica China superar los problemas de calidad, cobertura y proyección de la educación universitaria para poder así asentarse en la economía del conocimiento como una potencial global.

Conclusiones

Las ambiciones geopolíticas chinas, así como lo particular de su sistema político, han logrado hacer avanzar enormemente la educación universitaria, tanto en términos de cobertura como de calidad. Los docentes de hace solo dos generaciones difícilmente podrían comprender lo que hoy se enseña en los salones y cómo se hace, porque incluso la misma definición de aula, que ya estaba cambiando, ahora se reinterpreta completamente dada la pandemia por covid-19.

Otro punto que requiere particular atención, y que el caso deja como oportunidad, es la importancia de entender que aun en un país tan inmenso, las TIC, las aulas virtuales, los cursos en línea y la capacitación constante pueden fallar, pero son indispensables. Esta lección que parece una contradicción es de hecho una realidad palpable, ya han sido superados los viejos debates de si usar marcador o diapositivas, o incluso libros físicos o virtuales. Todo lo que sirva para el proceso de enseñanza se debe usar y todo debe tener un soporte digital porque siempre se ocupa, incluso si es solo como un respaldo ocasional, o si se vuelve a presentar una pandemia ahora más agresiva, que al menos en materia educativa ya no debiera ser una total sorpresa.

El último gran aprendizaje para los docentes universitarios debe ser que de acuerdo con la experiencia china y aunque otras naciones presenten otros marcos de actuación, se debe ya pensar en virtud de la economía del conocimiento que se experimenta pero que está por venir con aún más fuerza, una en la cual la innovación y no la memorización, la adaptación y no la rigidez, son los elementos más importantes para la labor, aun si esto requiere una constante reinvención del actuar docente.

Referencias

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Caggiano, V., Sánchez, J. C., y Hernández, B. (2011). Competencias emprendedoras en la educación universitaria. International Journal of Developmental and Educational Psychology, 3(1), 19-28. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=349832330001.

Correa López, G. (2019). Inversión extranjera directa y la iniciativa china de la franja y la ruta. México y la cuenca del pacífico, 22, 69-87. https://www.redalyc.org/journal/4337/433757996003/html/.

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Liu L. (2020). La enseñanza de ELE en línea ante emergencia de salud pública. estudio de caso: China Marcoele. Revista de Didáctica Español Lengua Extranjera, 30. https://www.redalyc.org/journal/921/92161847011/html/.

Pedregal, R. (2017). El ascendente camino de la internacionalización de la educación superior en china: ¿cooperación o competencia? México y la cuenca del pacífico, 20, 89-115. https://www.redalyc.org/journal/4337/433757506004/.

Treviño, N. (3 de enero de 2019). ¿Cómo es la educación en china? CHINA SERVICE. https://chinaservice.com.mx/2019/01/03/como-es-la-educacion-en-china/.

UNESCO. (19 de febrero de 2020). ¿Cómo china garantiza la continuidad del aprendizaje cuando el coronavirus afecta las clases? https://es.unesco.org/news/como-china-garantiza-continuidad-del-aprendizaje-cuando-coronavirus-afecta-clases.

Vidal M. (5 de marzo de 2020). China, lecciones ‘online’ para 280 millones de alumnos. EL PAÍS. https://elpais.com/sociedad/2020-03-05/china-lecciones-online-para-280-millones-de-alumnos.html.

Vidal, M. (3 de diciembre de 2018). La nueva ruta de la seda, el gran plan estratégico de china. EL PAÍS. https://elpais.com/economia/2018/11/30/actualidad/1543600537_893651.html.

Pamela Guadalupe Gómez Mendoza

Maestra en Economía Aplicada

Facultad de Economía, Universidad Autónoma

del Estado de México, México

Contacto: pggomezm@uaemex.mx

ORCID: 0000-0002-4131-3527

Mario Alberto Cuéllar Romero

Licenciado en Relaciones Económicas Internacionales

Dirección General de Reinserción Social (DGPRS)

Secretaría de Seguridad, Estado de México, México

ORCID: 0000-0003-2864-3174

Recepción: 16/06/2022

Aceptación: 11/09/2022

DOI: http://doi.org/10.53436/A3P4M7D1

D’Perspectivas Siglo XXI, Vol. 9, Núm. 18 (2022)

Este es un documento de acceso abierto bajo la licencia Creative Commons 4.0 Atribución-No Comercial

(CC BY-NC 4.0 Internacional).

El curriculum en la Era Digital durante la pandemia

por covid-19

The curriculum in the Digital age during the

COVID-19 pandemic

Resumen

La sociedad del conocimiento y de la información tiene la necesidad de mantener una actitud de continuo aprendizaje, pero la propia naturaleza humana también la promueve, va cambiando el modo en cómo se aprende. No obstante, en cada época, las tecnologías de comunicación e intercambio de información disponibles han jugado un papel determinante en las formas de investigar, enseñar y aprender. El presente ensayo tiene por objetivo reflexionar sobre la importancia de la innovación educativa en México y el consecuente impacto en los paradigmas vigentes que permiten visiones novedosas que deben integrarse al quehacer del aula. Se revisa la relación de dos conceptos de uso recurrente en la educación: currículum y reformas educativas; de ello se observan puntos claves ligados al desarrollo profesional docente. Dado que es un tema complejo y con varias aristas se plantea la relevancia de las innovaciones educativas en y para los proyectos curriculares, se tiene como central lo acontecido a partir de la pandemia por covid-19, donde si algo aparece claro en este tiempo convulso es la afirmación y el despliegue decisivo de las tecnologías en la vida personal y social, pues no solo están transformando los modelos y las estrategias educativas, sino que está cambiando la manera de trabajar, divertirse e interactuar. Finalmente, se exponen algunas cavilaciones sobre la implementación de las innovaciones educativas y se señalan unas conclusiones indicativas a modo de reflexión final.

Palabras clave: Currículum, Reformas educativas, Innovación educativa.

Abstract

The knowledge and information society has the need to maintain an attitude of continuous learning, but human nature itself also promotes it, changing the way in which we learn. However, in each era, the available communication and information exchange technologies have played a determining role in the ways of researching, teaching and learning. This essay aims to reflect on the importance of educational innovation in Mexico and the consequent impact on current paradigms that allow new visions that must be integrated into the classroom. The relationship between two concepts of recurrent use in education is reviewed: curriculum and educational reforms; from this, key points linked to the professional development of teachers are observed. Given that it is a complex issue and with several edges, the relevance of educational innovations in and for curricular projects is raised, what has happened since the COVID-19 pandemic is central, where if something appears clear in this convulsive time it is the affirmation and decisive deployment of technologies in personal and social life, since they are not only transforming educational models and strategies, but also changing the way of working, having fun and interacting. Finally, some reflections on the implementation of educational innovations are exposed and some indicative conclusions are pointed out as a final reflection.

Keywords: Curriculum, Educational Reforms and Educational Innovation.

Exordio

A finales del siglo XIX y a lo largo del XX, diversas tecnologías eléctricas y electrónicas de primera generación, como la telefonía, la radio, el cine y la televisión, junto con la cultura de masas dieron lugar a la llamada “sociedad de la información” (Cassany et al., 2013) con su respectiva infodemia. Poco después, la comunicación unidireccional entre emisor y receptor cambió a multidireccional al trasladarla de lo analógico a lo digital donde los contenidos además de almacenarse podían modificarse, reenviarse o responderse; emergió entonces la “sociedad del conocimiento”.

Resulta harto presuntuoso denominar con ese título a un episodio de la historia, toda vez que la utilización del fuego 500 000 a. C., o bien, de la rueda en el neolítico, son testimonio del conocimiento en sociedades anteriores. En todo caso, se trata de una Era Digital. Todo ello ha impactado en el desarrollo humano y en la conformación de un currículo que en los centros de educación exige flexibilidad y competitividad. No obstante, se tiende a considerar la educación como una suerte de catástrofe, como un sector fallido y atrasado, casi por definición, en el que todos reclaman cambios profundos.

Por eso, se desprenden diversos planteamientos al voltear hacia la realidad, en particular ante los evidentes y emergentes retos actuales, pero las reacciones y respuestas ante el panorama son tautológicas, resultan inocuas. Basta con observar la Encuesta para la Medición del Impacto covid-19 en la Educación (ECOVID-ED) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2020), de acuerdo con esta, el 2.2% de la matrícula no concluyó sus estudios en el ciclo escolar 2019-2020 y casi dos tercios (58.9 %) de estudiantes abandonaron la escuela debido a esa enfermedad; mas en este 2022 todavía no hay una estrategia precisa para resolverlo.

De ahí que en el presente ensayo se retomen algunos referentes paradigmáticos del diseño curricular y de las prácticas de enseñanza con el propósito de abordar el currículum (dimensiones y sujetos de intervención), las reformas y las innovaciones educativas. Dicho fin tendrá un denominador común: desvertebrar la lógica hegemónica de la educación y proponer salidas creativas, para la construcción de mejores posibilidades y alternativas para las sociedades (De Alba, 2007).

Nudo

El currículum (dimensiones y sujetos de intervención)

El acontecer curricular en las escuelas tiene un carácter histórico-cultural, no automático ni direc- to; se estructura y transforma desde diversos significantes en aulas y niveles educativos. Cada uno de estos proyectos es singular e irrepetible, propio del imaginario del discurso y de la relación del sujeto social dentro de su contexto (De Alba, 2021), esto conduce a una comprensión inefable sobre la naturaleza de la escuela, además de la reactivación del papel creador y creativo del docente, quien moldea y evalúa dicho proyecto con elementos de crítica institucional y activismo. El quehacer de este último puede desmitificar lo aparentemente inalcanzable y opaco: la inclusión. Más aún, Sacristán (1991) lo coloca en una condición de constructor-disolvente de cultura, ya que edifica o deforma un proyecto cultural-político mediante la modelación de su pensamiento y su práctica profesional.

De acuerdo con lo anterior, el currículum se concreta en el aula, al margen de la perspectiva o reserva del docente, y cualquiera que sea el que ocurra en la realidad inmediata de los estudiantes: formal, operacional, oculto, nulo o extracurricular. Por otro lado, la escuela se transformó en empresa y el proceso de formación cedió su paso al de producción en serie (al estilo fordista), aun cuando se exponen argumentos sobre círculos de calidad, modelos flexibles y estrategias (aprendizaje por objetivos o por problemas). Por ello, el análisis crítico de la política al respecto puede advertir del proceso hegemónico característico en la reproducción de un sistema de alineamiento social predominante en las aulas y en la administración educativa.

Con frecuencia, la función del docente transcurre bajo un paradigma tradicional porque radica en una operación anquilosada: un desarrollo precipitado de un extenso currículo oficial que ignora por completo el currículo nulo y el extracurricular, en el que también hay una dependencia emocional e intelectual por parte del alumno –tal como lo expone Taylor Gatto (2016)–, a partir de argumentaciones que dan potestad al docente para mantener el orden y la continuidad de la producción del conocimiento en el cumplimiento de exigencias administrativas y de políticas educativas. El choque es cada vez mayor conforme surgen cambios sin que haya una separación de la didáctica tradicional propia de la sociedad industrial, de la época moderna y de su idea aparejada de progreso; con escasa o nula relación a la Era Digital. Es vacuo recurrir a la homogeneización de los estudiantes en la práctica docente, pues implica una serie de clasificaciones informales a estudiantes que solamente demandan espacios de comprensión y habilitación social.

El maestro, en el intento de cumplir con el programa de asignatura, enseña valores durante la jornada, aunque no sea el objetivo que se trace; no lo hace con estrategias concretas o planes predefinidos, sino que surge de la esencia misma de sus propias conductas, prejuicios y apegos: son manifestaciones vinculadas a su comportamiento ético. Jackson (citado en Torres 2001) utiliza el concepto “currículum oculto”, para dar cuenta de aquellos aspectos aparentemente cotidianos como las preferencias deportivas del docente, hasta cuestiones políticas o religiosas que pueden caracterizar su trayectoria profesional. Es él quien, al atreverse a ir más allá de lo esperado, aporta con su experiencia y visión otros caminos que terminan por enriquecer los contenidos de su desempeño. Es preciso reconocer que la pasión por lo que hace da un mayor peso al currículum oculto, que al formal u oficial.

Por consiguiente, una institución educativa prospera con relación a las iniciativas novedosas de docentes comprometidos con la formación integral, a partir de diagnósticos tanto del alumno como de su realidad inmediata. Al maestro le implica dejar de ser un solo ejecutor de programas trazados en gabinetes ajenos al aula, para dar tiempo, espacio, recursos y oportunidad a su innovación y creatividad. El currículo absorbe las demandas sociales para diseñar con pertinencia, coherencia y consistencia los contenidos suficientes para el diálogo entre lo glocal y lo global que favorezca una intervención que resulte de la reflexión y la crítica, por tanto, con cimientos en la investigación educativa, con una lectura del mundo que deje de ser lineal para resolverse de forma fractual.

Reformas educativas

Ciertamente las reformas curriculares son necesarias para articular las tendencias actuales dentro de la globalización educativa, generan dinamismo institucional y promueven la cualificación docente al generar estrategias pedagógicas acordes con el currículo y con las características propias del estudiante y de los propósitos de formación. Por ello, una de las grandes prioridades en la educación es formar un “profesorado-investigador” (Torres, 2001). Una de las principales empresas del docente también es seguir aprendiendo, y si él lo ignora, o se desentiende de ese objetivo, deviene en un individuo argumentativo anquilosado, alejado del conocimiento que se encuentra en la investigación.

De ahí la relevancia de la profesionalización de la docencia como propuesta pedagógica que la hace posible, a pesar del escepticismo atávico que se mantiene en las estructuras para fomentar el ejercicio sin impacto de las personas que profesan. Ahí la práctica es ajena a la teoría y, si se asume su relación, ocurre en escasa medida y sin atención al principio de proximidad, por el que los alumnos infieren la aplicación de aprendizajes en su contexto. ¿Acaso un profesor convencional, básicamente expositor, transmisor de información, podría actuar como docente promotor de la búsqueda y la indagación, si no ha vivido la investigación ni se ha formado en ella?

Es ineludible una reforma que garantice el derecho a una educación de calidad, oportuna y pertinente para los estudiantes. Para Molina (2012) es fundamental una verdadera transformación en el ámbito, pues hace falta el hombro y la energía de ese grupo mayoritario de profesores –constantemente ignorado durante años– que, como todos, ha de mejorar su quehacer con base en la experiencia y el análisis de sus errores y aciertos. Sin embargo, la supuesta prioridad de la calidad educativa en el enfoque neoliberal ha combinado la actuación pública con incentivos de mercado, entre ellos: programas de estudio con énfasis en una flexibilidad curricular y en competencias con las que se fomenta la productividad de la mano de obra, sin las habilidades necesarias de cara a esta Era Digital como el pensamiento crítico, el pensamiento complejo, la comunicación y la colaboración. De ahí que la educación se conciba como otro bien, o, mejor dicho, servicio de compraventa; entonces, el alumno permuta a cliente de servicios escolares.

Resulta fundamental el planteamiento de Taba al cuestionar para qué se educa: ¿Para “llenar cabezas” o para “que cada sujeto desarrolle sus propias ideas”? (Díaz, 2007). Visto así, la calidad de la educación en pro de la excelencia académica, no es más que una propuesta tecnocrática, ajena a desarrollos curriculares que integren la estructura de una materia con su campo disciplinar; centrada en los objetivos con una rigidez didáctica que acartona también el desempeño del magistrado y lesiona la creatividad educativa con el cumplimiento de una carta descriptiva. Referente a lo anterior, Popkewitz (1997) advierte que las reformas manifiestan los cambios que han de realizarse en el medio escolar, los cuales representan un intento de comprender las formas tradicionales de interactuar, pero no garantizan las transformaciones en la vida de los agentes. La relevancia de la educación es evidente ante los desafíos derivados del impacto de propagación de la covid-19 en el territorio nacional.

Innovaciones educativas

Al unir el concepto de innovación al de educación surge el de innovación educativa, que desde la perspectiva de Murillo (2017) contempla diversos aspectos: tecnología, didáctica, pedagogía, procesos y personas. Sin embargo, la innovación implica un impacto en los paradigmas vigentes, de otra forma, sería únicamente una simulación ante problemas fantasma. El impacto debe generar perspectivas novedosas que se integren al quehacer del aula: “la innovación está antes en la cabeza (en el cambio de idea, en la búsqueda de nuevos enfoques, en la necesidad de pensar algo que resuelva un problema) que en las propias prácticas” (Zabalza y Zabalza, 2012, p. 12). Pero si algo ha dañado el desarrollo educativo es partir de supuestos como los tan socorridos y difundidos estilos de aprendizaje.

Para que el cambio en los procesos educativos ocurra en las aulas, y no solo en la propaganda gubernamental, son necesarios cambios constitucionales. Molina (2012) propone un concepto de escuela como un espacio para la educación multiétnica y multicultural, realmente incluyente, que se distinga por una identidad propia y una relativa autonomía, derivadas de su misión y responsabilidad, es decir, una de sus tareas es mediar las influencias culturales con las nuevas generaciones. Si atendemos las prácticas post pandémicas en este regreso a clases, el reto está en la querella que mantiene la enorme y compleja docencia burocrática, deshumanizada y limitada frente a aquella de una actitud crítica. Es tan evidente como tangible la devaluada imagen del profesional en la actualidad –probablemente producto de las condiciones precarias a las que somete el sistema laboral.

La docencia contemporánea necesita con urgencia revisar y replantear sus supuestos teóricos y particularmente sus prácticas en el aula; imprimir ingenio y compromiso en la acción de todos los días. Los dos principios de la Ley General de Educación: innovación y creatividad, son regularmente ignorados; sobre todo ahora que se limita la posibilidad de un desempeño transformador, inventivo y profesional; enseñar para el cambio, para lo nuevo, incluso para la incertidumbre que nos arrolla diariamente, como lo apunta Morin (2016).

Se dice metafóricamente que el profesor-investigador es táctico cuando es hábil y diestro en todo proceso de generación de conocimientos científicos; en particular, al problematizar, desarrolla una profunda vocación de estratega. Su misión entonces, además de compleja, es ambiciosa: desarrollar las habilidades autoformativas latentes en el estudiante, así como alentar su capacidad creativa. Resultaría interesante empezar por promover, a través de un currículum oculto, la apropiación de los conocimientos científicos reconstruyendo el proceso histórico de su adquisición, su devenir, vicisitudes y rupturas.

La pandemia continúa vapuleando la rigidez de esquemas y concepciones actuales y “modernizadas”. Las diversas variantes y linajes de la covid-19 cuestionan la eficacia de procesos y vacunas. Es una analogía real que se replica en el sistema educativo nacional. El aparato permanece flemático; en cada aula y en cada egresado subempleado o desempleado está la necesidad de una revolución, es decir una nueva evolución –no reforma, donde solamente se fortalece la forma que actualmente mantiene. Surgen entonces posturas apocalípticas que pregonan pensadores como Agamben (2020), para declarar el “réquiem de los estudiantes” por una “barbarie tecnológica”.

Imaginar un confinamiento sin tecnología es una barbarie, o lo fue. Sin embargo, las brechas, las estrategias didácticas y la accesibilidad cuestionan el proceder de la enseñanza. Aquí surge la imperiosa labor de la investigación educativa que apunta Dussel (2021), más allá de cubículos institucionales, para dar vista y voz a las contingencias regionales; de investigadores con responsabilidad social para identificar e integrar alternativas educativas a contextos reales, al margen de la disciplina institucional de sometimiento. Por todo esto, una de las consecuencias que ha generado esta situación de crisis pandémica es la revalorización del papel de la investigación y del conocimiento científico en la contribución al bienestar social, lo cual ha implicado que la disponibilidad de recursos tecnológicos e infraestructuras sean determinantes a la hora de reducir brechas digitales y promover la cohesión social.

Si las TIC ya se entendían como herramientas de apoyo para la enseñanza y el aprendizaje, la pandemia del 2019 las ha puesto en primer plano, en el medio esencial e insustituible para la enseñanza en todos los niveles educativos. Ello ha creado toda una serie de problemáticas que requieren ser investigadas; la conexión entre países es una oportunidad para converger en tareas científicas y así avanzar en conocimientos educativos contextualizados.

Se pregona recurrentemente, desde la ignorancia didáctica, el aprendizaje permanente (sería mejor divulgar el aprendizaje ubicuo) y la expansión de la cobertura; sin embargo, esta histórica época ha puesto en evidencia la temeridad y vacuidad de tales pregones. Lejos de una panacea, las TIC son solo el adminículo para un aprendizaje alternativo y emergente. Lo relevante es la añorada apertura y disposición docente para prácticas novedosas. Son un mito los nativos digitales (Prensky, 2001) sin indagación alguna, a diferencia de visitantes y residentes digitales (a lo que obligó el confinamiento). No obstante, la docencia se refugió en la entelequia de la espuria (y también mítica) migración digital, en realidad, son visitantes obligados a residir en las TIC. La angustia ante la desescolarización extravió las posibilidades de un profesorado renovado con contenidos digitales y la aproximación a los estudiantes, rebasó la conformidad, no las TIC.

Lo anterior subraya el papel preeminente que juega el docente al seleccionar herramientas y tecnologías pedagógicas innovadoras para potenciar las capacidades de los estudiantes, de forma que sea posible conducirlos hacia una participación dinámica, con su conversión de receptáculos pasivos hacía protagonistas gestores de su aprendizaje.

Conclusiones

Se vive una era digital con degeneración macular didáctica ante las TIC, sin un ejercicio crítico y consecuente durante la pandemia por covid-19 que se ha padecido, y que seguirá haciéndose, por lo que resultará complejo afrontar de forma proactiva escenarios futuros inciertos e inesperados con humanismo. La emergencia que se enfrenta y su afección en la educación pública (recuperación del rezago, del abandono y de los aprendizajes fundamentales) obligan a reflexionar sobre los cambios necesarios (permanentes y flexibles a la vez) que se precisa identificar, interpretar y valorar. La docencia reflexiva, por tanto, es un ejercicio intelectual.

En la actual Era Digital, el país que no invierte en la generación de capital humano intelectual, investigación y desarrollo será incapaz de afrontar los retos próximos. Por ello, el crecimiento inercial de la oferta educativa deberá considerar programas para sectores rurales y urbanos que han sido tradicionalmente excluidos, establecer opciones para la población con educación básica inconclusa e instrumentar programas de estudio pertinentes al entorno de los estudiantes, sin restricciones de recursos públicos.

Esta visión es posible con una educación que promueva la responsabilidad y la conciencia social de la ciudadanía, en otras palabras: la mera reflexión es inocua sin acciones prácticas (o contra hegemónicas) hacia la construcción de nuevos discursos que reconfiguren el currículo y el sentido de la acción educativa. Una interacción de los estatutos teórico-prácticos de las instituciones y su contexto da lugar a procesos de formación con un impacto mayor en las necesidades inmediatas. Es necesaria la innovación como un cambio voluntario, intencionado y deliberado de los actores, implementar y vincular perspectivas de globalidad y de integración en el proceso educación-aprendizaje.

Ante los retos del siglo XXI, es preciso considerar el origen de las transformaciones curriculares de los sistemas de producción internacionales y del carácter político implicados en los sectores sociales, sin indiferencia ni fascinación por un supuesto progreso que perpetúa la marginación en la humanidad. La sociedad se encuentra en redefinición; la tecnología está determinando tendencias globales y, frente a la pandemia, el aula se ha desplazado a entornos virtuales. ¿Revolucionará la actual concepción de enseñanza-aprendizaje?

La trascendencia de la educación signa una época tal vez inédita ante los desafíos cotidianos, obligada por la pandemia de covid-19. Las prácticas de las escuelas y su alineación, ya sea como parte del problema o de la solución, llevan a cuestionar la formación de docentes, alumnas y alumnos; así mismo, es fundamental reconocer el papel de los primeros como mediadores del currículum. Permanecer anclados a la forma enciclopédica de la enseñanza o marginados por encuadres normativos sin corresponder con la realidad, pone en duda que la innovación y la creatividad ocurran.

Por esto, sería importante garantizar pasos sostenibles en la mejora de los docentes y los encargados de su formación inicial y permanente, al comprender aquello que no se ve de los valores, esto es, el currículum oculto y la necesidad de lograr hábitos en comunidades concretas, a fin de evitar lagunas, como la confusión entre información y conocimiento.

Es un lugar común señalar que la Era Digital demanda la inversión en la generación de capital humano intelectual y en investigación y desarrollo, sin embargo, la vigencia de tal sentencia reclama cada espacio, estadística, informe y certificación de calidad. Uno más es la pandemia que modificó la forma de actuar para producir nuevos modos de desarrollo. La educación se disfraza invariablemente de un Ícaro que pretende volar cerca del sol y termina por caer en lo mismo que hace de la docencia: revivir el mito de Sísifo (se sube cada día al aula y se termina por quedar en un falso aprendizaje). Supone haber escalado y caer en cuenta que nada se avanzó, con enormes sellos negros (como los que se agregan a productos dañinos para la salud) limitantes ante la realidad e ignorados para terminar consumiendo la misma dieta obesa y degenerativa. Se padeció año y medio de restricciones sociales y personales que alteraron los procesos de convivencia social y de formación educativa. Esconder la cabeza en la arena sobre estas advertencias es tanto como sacrificar mucho más a las nuevas generaciones, por encima de la educación sostenida y de la obstinación oficial. Esa es una responsabilidad que solamente la conciencia individual puede asumir.

De qué tamaño es la población en rezago y que requiere de nivelación en el aprendizaje. Más aún, cuál es el norte que permitirá al personal docente arribar a una orilla más o menos silenciosa y en calma; dónde está realmente el perfil del maestro actual y hacia dónde habría que andar. Estas y otras preguntas quedan en el garete de respuesta sin un sano diagnóstico sano.

Como se explicó, se trata de soluciones que parecen una panacea (la enseñanza por ámbitos, el uso de alguna tecnología nueva y la enseñanza híbrida), como siempre, dependerá de cómo se lleve a cabo, es decir, pocos estudios han profundizado en si funciona o no, entonces se podría implantar una medida sin haber hecho estudios previos sobre su eficacia. Es momento ya de cambiar objetos por experiencias, liquidez por tangibilidad y juicios por preguntas.

Las oportunidades lo son porque se aprovechan, si no, no lo serían, no se llegaría a ellas si se mantiene la frente agachada y se ignora que ocurrió una pandemia y que sigue asolando intermitentemente. Abordar la formación de los futuros docentes es ineludible, esto implica no solo trasladar esa complejidad a quienes conforman las escuelas, sino también a las familias y al conjunto de la sociedad. Todo ello en este contexto de oportunidad por hacer de la educación la nueva formación de generaciones impetuosas y solidarias.

Referencias

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