Aprendizaje durante la pandemia por covid-19. Percepción
de los estudiantes de una escuela preparatoria
Learning during the covid-19 pandemic. Perception
of high school students
Eva Lilia García Escobar
Doctora en Investigación Educativa
Dirección de Estudios de Nivel Medio Superior, UAEMéx, México
Contacto: pacoprim76doctor@gmail.com
Ivón Nohemi Olivares Morón
Maestra en Administración (Gestión Organizacional)
Plantel Dr. Pablo González Casanova, UAEMéx, México
Cristian González Flores
Maestro en Administración
Plantel Sor Juana Inés de la Cruz, UAEMéx, México
Recepción: 03/11/2021
Aceptación: 15/01/2022
DOI: http://doi.org/10.53436/W3VE7S45
D’Perspectivas, vol. 9, núm. 17 (2022)
Resumen
La pandemia por covid-19 vino a revolucionar la forma de impartir educación, el nivel medio superior no fue la excepción. El análisis del impacto de la educación a distancia no debe ser solo vertical, por el contrario, debe considerar la experiencia de estudiantes, docentes y administrativos, como actores tácticos del proceso educativo. La presente investigación tiene como propósito mostrar la percepción de los estudiantes de un plantel de preparatoria ante las clases en línea. Con este propósito, se desarrolló una investigación cualitativa descriptiva, mediante un cuestionario aplicado a una muestra no probabilística de 127 estudiantes. En los resultados se observa que un 47% de los estudiantes reconocen que su aprendizaje no se ve afectado por las clases en línea y el de un 9% mejoró. Así mismo, el 22% de estudiantes opina que sus hábitos de estudio mejoraron, en su contraparte el 44% considera que empeoró en este aspecto. El 64% prefieren regresar a clases presenciales, principalmente porque contemplan que entenderían mejor los temas cuando están frente al docente (19%) o bien porque en su casa hay muchos distractores (17%).
Palabras clave: Aprendizaje, Educación en línea, Educación presencial.
Abstract
The covid-19 pandemic came to revolutionize the way of teaching education, the high school level was no exception. The analysis of the impact of distance education should not only be vertical, on the contrary, it should consider the experience of students, teachers and administrators, as tactical actors in the educational process. The purpose of this research is to show the perception of students of a high school campus about online classes. For this purpose, a descriptive qualitative research was developed through a questionnaire applied to a non-probabilistic sample of 127 students. The results show that 47% of students recognize that their learning is not affected by online classes and 9% improved. Likewise, 22% of students believe that their study habits have improved, while 44% consider that they have worsened in this regard. 64% prefer to return to face-to-face classes, mainly because they consider that they would understand the topics better when they are in front of the teacher (19%) or because there are many distractions at home (17%).
Keywords: Learning, online education, face-to-face education.
Introducción
Educación
A lo largo de su historia, la educación se ha sujetado a reformas conforme a los contextos de cada época. En el caso específico de la educación media superior, a inicios del siglo XXI la calidad, cobertura y equidad eran los principales problemas por atender, retos que, de acuerdo con Dander (2018) provocaron, entre otras cosas, la creación de la Coordinación General de Educación Media en 2002, la instauración de la Subsecretaría de Educación Media Superior en 2005 y en 2008 el inicio de la instrumentación de la Reforma Integral para la Educación Media Superior (RIEMS).
Al margen de la RIEMS, por más de diez años la educación media superior se impartió bajo el techo del marco curricular común, cuyo último nivel de concreción delega una gran responsabilidad al docente quien, por lo menos en lo teórico, es un facilitador; genera estrategias de enseñanza-aprendizaje que proporcionan al estudiante herramientas para ser partícipe activo de un aprendizaje significativo. El dicente ya no solo recibe información del docente, él construye su aprendizaje tomando como base sus experiencias previas y su contexto inmediato, logra el desarrollo de las competencias que todo egresado de bachiller debe tener, mismas que le permitirán un desarrollo personal y social con impacto positivo en la sociedad. No obstante, con la pandemia por covid-19 todo el sistema educativo presencial se vio alterado de manera inesperada y afectó la calidad en todos sus niveles.
Pandemia por covid-19 en un plantel de la UAEMéx
Un plantel de bachillerato de la Universidad Autónoma del Estado de México adoptó las medidas de seguridad dictadas por el rector en turno, mismas que estaban alineadas al mandato nacional. En ellas se daba prioridad a la salud de toda la comunidad, sin dejar de darle continuidad a las actividades académicas con el uso de las herramientas que se tenían en ese momento. Al ser tan repentino el cambio, se dio libertad y flexibilidad para que maestros y alumnos buscaran la manera de comunicarse, de desarrollar estrategias de enseñanza-aprendizaje a distancia a través de medios tecnológicos y digitales como correo electrónico, WhatsApp, Facebook, mensajes de texto, llamadas, etcétera. No obstante, no fue posible establecer comunicación con muchos estudiantes debido a la falta de esos instrumentos y de servicios de internet en su comunidad, la necesidad de trabajar a consecuencia de la pandemia, o a que algunos no lograron adaptarse a la nueva forma de trabajo.
Con el paso del tiempo y una vez que se asimiló que el distanciamiento social y el cierre de escuelas se iba a prolongar, se establecieron nuevas medidas por parte del plantel, pero también se hicieron grandes esfuerzos de las familias para que los estudiantes contaran con un equipo de cómputo, un dispositivo móvil y servicio de internet en su domicilio. Así, para el semestre que iniciaría en septiembre de 2020 se homologó la forma de trabajar y se optó por la educación en línea utilizando la plataforma Microsoft Teams para las sesiones sincrónicas y asincrónicas, y SEDUCA también para estas últimas.
Problemática
A pesar del gran esfuerzo de autoridades, docentes, estudiantes y padres de familia para dar continuidad a los estudios durante el tiempo de pandemia, la preocupación y el cuestionamiento constantes eran si se estaba o no logrando el aprendizaje, ¿qué tanto las estrategias implementadas en línea estaban desarrollando las competencias en los bachilleres? La respuesta a esa pregunta no podía ser atemporal, es decir, cambió (y seguirá haciéndolo) según avanzaba el tiempo y conforme había más conocimiento, experiencia y recursos para el desarrollo e implementación de estrategias enriquecidas con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
En otras palabras, al cierre repentino de las escuelas, le siguieron semanas, e incluso, meses complejos y difíciles, a pesar de que, en el discurso y en lo teórico, siempre se dio importancia y realce a las TIC para el diseño de estrategias de enseñanza-aprendizaje, y de que en el modelo educativo vigente se apostaba por un estudiante activo, constructor de su propio aprendizaje, y un docente mediador, que acompañara y guiara a sus estudiantes. La pandemia por covid-19 también desveló que, en la realidad, las TIC no se estaban explotando en su máximo potencial, el estudiante no era tan activo y los docentes continuaban con viejas prácticas.
Según Miguel (2020), desde que se presentó la pandemia y con ella el cierre de las escuelas, negocios y empresas, se ha generado un cúmulo de investigaciones de corte vertical, es decir, de arriba hacia abajo, sin tomar en cuenta el proceso en su interior, esto es, con la perspectiva de docentes, administrativos y estudiantes (actores principales de la educación). Por eso, en esta investigación se toma al sector estudiantil para mostrar su percepción de la transición de su modalidad presencial a la de distancia. Se estudió qué retos han tenido que enfrentar con los recursos tecnológicos y las estrategias utilizadas para el desarrollo de las clases, y también cuáles son los motivos que llevan a querer, o no, regresar a clases presenciales.
Objetivo
Conocer de qué manera perciben los estudiantes el desarrollo de su aprendizaje con las estrategias empleadas en los entornos de enseñanza-aprendizaje a distancia y con los recursos tecnológicos propios de ella.
Marco Teórico
De acuerdo con la OECD (2020), la pandemia del 2019 paralizó al mundo entero, traspasó fronteras y afectó a todos los sectores, incluyendo el de la educación, con lo que los grupos más vulnerables sufrieron las consecuencias de manera más drástica. Las medidas de confinamiento para frenar los contagios por covid-19 llevaron al cierre de todas las escuelas a nivel nacional. Muchas buscaron los mecanismos digitales necesarios para dar continuidad a los estudios, acción que intensificó la desigualdad en la que vive el país y puso de manifiesto las deficiencias de este sistema; los grupos más privilegiados continuaron sus estudios a distancia a través de medios digitales, televisión o radio, sin embargo, hubo otros que no tuvieron la misma oportunidad, ya sea por falta de banda ancha o computadora, además de resiliencia, por eso el riego de rezago para ellos fue alto.
El plantel en el que se realizó la investigación se ha preocupado por incrementar su cobertura y aceptar a los jóvenes que aspiran a ocupar un lugar en su recinto, por lo que año con año incrementa su matrícula: logró un índice de aceptación real del 84.6% para el periodo 2019-2020, mientras que para el ciclo 2020-2021 alcanzó el 99.6%. Se resaltan estos dos datos porque el último corresponde con el año en el que se presentó la pandemia, en ese año los lugares disponibles para ingreso se mantuvieron, pero la demanda disminuyó, lo cual se evidencia con el incremento de la cobertura.
Si bien, la cobertura es un reto de la educación media superior, existen otros desafíos como la calidad educativa, que se ve reflejada en los índices de reprobación, de abandono escolar y de eficiencia terminal, y que además está íntimamente relacionada con el logro de las competencias esperadas (conocimiento, habilidad y valores).
Desde que se presentó el cierre de las escuelas y se inició la educación a distancia, se ha cuestionado y comparado con la presencial. Padres de familia, docentes y estudiantes estimaron que no se aprende igual, y eso es realmente cierto, pero no desde el enfoque de que se aprende menos que asistiendo a las escuelas, sino con el argumento de que el docente ha adaptado su práctica, con estrategias de enseñanza-aprendizaje enriquecidas de la abundante gama de herramientas y recursos tecnológicos.
De acuerdo con García (2021), esa comparación no debería presentarse, no puede pensarse que una es mejor que otra, sino más bien como complementarias, tomando de cada una las ventajas que tiene. Lo cierto es que esa comparación surge de la resistencia al cambio, de no querer salir de la zona de confort ante lo que por mucho tiempo ya se venía haciendo (usar las TICs, por ejemplo). Para este autor la educación a distancia digital se refiere a aquella no presencial con soporte en sistemas digitales, considerando dentro de esta a la educación en línea. Tomando como referencia a García (2021), en la presente investigación, la educación en línea corresponde a aquella en la que se da la interacción del docente con el estudiante en tiempo real por medio de clases sincrónicas en medios digitales, y que se complementa con las actividades asíncronas para la retroalimentación de trabajos.
Mendoza (2020) considera que tanto en lo presencial como a distancia hay diferencias distintivas, no solo las define el uso de recursos tecnológicos, sino también: el formato de los materiales didácticos, la disponibilidad de los mismos y las relaciones que se presentan entre alumnos y maestros (en el aula, la interacción es inmediata, cara a cara, en línea depende de la estabilidad de la conexión, la velocidad de datos, video y audio).
Para el mismo autor, aplicar estrategias no es equivalente a la educación formal a distancia. Si bien tienen aspectos en común, la lógica de planeación, el uso de recursos y la interacción de los agentes involucrados son elementos robustos que deben constituirse con dedicación y diligencia, de acuerdo con las características de cada una.
García (2021) también considera que sostener que la educación a distancia no permite el desarrollo de las competencias basándose solo en lo que se presentó a inicios de la pandemia, no sería válido puesto que al darse como una estrategia de emergencia ante una decisión repentina del cierre de escuelas, su implementación careció de una planeación estratégica, de un programa de capacitación docente y de recursos y servicios tecnológicos; tampoco se tenían planes ni programas diseñados para la distancia.
Sumado a estas carencias, se tenía la resistencia al cambio, el rechazo de adoptar de manera repentina una nueva forma de trabajar desde casa. Sin embargo, no todo fue negativo, hubo quienes vieron en esta nueva forma de enseñanza una oportunidad de mejorar su práctica, de ampliar las herramientas tecnológicas y vender sus plataformas digitales, que antes no habían sido valoradas.
De la misma manera, se debe entender que lo que se presentó no fue un cambio de modalidad, sino un ajuste emergente en el cual los recursos utilizados para dar continuidad a los cursos fueron las TIC, sin un ajuste de programas presenciales a virtuales, sino aún con aspectos propios de la educación tradicional en el aula, con horarios fijos, contenidos completos, sincronización de comunicación, entre otros (Miguel, 2020). Ante estos cambios repentinos es oportuno preguntar ¿cómo lo han percibido los actores finales?, es decir docentes y estudiantes, e incluso administrativos. ¿Qué sentimientos, retos y obstáculos han tenido? y ¿qué competencias necesitan desarrollar?
En el estudio realizado por Miguel (2020) el 18.47% de los encuestados (estudiantes de nivel superior de tres universidades de Oaxaca, dos privadas y una pública) expresan estar inconformes con la modalidad a distancia, por factores que de cierta manera no atienden a la modalidad como tal, sino a la forma en la que se está desarrollando. Entre los principales motivos de malestar se mencionan: mala comunicación con los maestros, exceso de tareas sin previa explicación y mala conectividad. Dentro de los obstáculos más frecuentes está la comunicación (25.71%), el acceso a internet (21.43%) y la mala organización (14.29%). En ese los alumnos también fueron capaces de reconocer sus fortalezas, dentro de las cuales sobresale el desarrollo de competencias como la organización (25%), el autoaprendizaje (25%) y las tecnológicas (20.59%).
Metodología
La presente investigación es descriptiva con un estudio por encuesta. De acuerdo con Tamayo (2012), estos estudios generan una interpretación correcta de las realidades de hecho. Con este enfoque se procurará dar una interpretación a los resultados emitidos por la muestra no probabilística de 127 estudiantes de una escuela preparatoria dependiente de la UAEMéx.
La recolección de datos se realizó con un cuestionario digitalizado en un formulario de Google, mismo que se distribuyó con los estudiantes con al apoyo de algunos docentes quienes tenían contacto con ellos.
El cuestionario constaba de 19 reactivos agrupados en cuatro categorías: Recursos tecnológicos, Ambiente de aprendizaje, Hábitos de estudio y seguimiento de entrega de tareas, Aprendizaje y regreso a clases presenciales.
Análisis y Resultados
En el estudio participaron tanto estudiantes del género femenino (50.4%) como masculino (49.6%), con una representatividad prácticamente equilibrada. Si bien, el cuestionario se compartió con estudiantes de los tres semestres activos, solo se obtuvo respuesta de la comunidad estudiantil de tercero y quinto semestre, con una participación de 76.4 % y 23.6% respectivamente.
De acuerdo con Miguel (2020) uno de los motivos por los que los estudiantes tienen malestar por la educación es la mala conectividad, eso puede estar relacionado, entre otras cosas, con el equipo tecnológico utilizado. Para conocer la situación de recursos tecnológicos con los que cuentan los estudiantes se les preguntó por el tipo de equipo para cursar sus clases virtuales. Un porcentaje importante (79.5%) cuenta con una computadora ya sea de escritorio (15.7%) o portátil (63.8%), no obstante, a casi dos años de que inició la pandemia una parte sobresaliente (19.7%) toma sus clases en un celular, con las limitantes que esto implica (Gráfica 1).
Gráfica 1
Tipo de equipo utilizado para tomar las clases virtuales
Fuente: Elaboración propia.
Otro aspecto importante a conocer es si los estudiantes tienen la necesidad de rentar o pedir prestado el equipo. Al respecto, una minoría necesita pedirlo prestado, mientas que un 87.4% cuenta con uno propio, sin embargo, destaca el hecho de que si bien el 12.6% de los estudiantes pide prestado un esquipo, ninguno de ellos tiene que pagar (Gráfica 2).
Gráfico 2
Propiedad de equipo utilizado para tomar las clases virtuales
Fuente: Elaboración propia.
Ambientes de aprendizaje: Entornos, acciones y actitudes
En la modalidad presencial el docente diseña estrategias para generar ambientes de aprendizaje adecuados a la actividad que se esté realizando con el objetivo de desarrollar las competencias de los estudiantes. Pero con la educación en línea y ante la renuencia de algunos para encender sus cámaras en las sesiones sincrónicas, siempre se tiene la incertidumbre de qué está sucediendo atrás de la otra pantalla.
Díaz y López (2021) señalan que el sentimiento es mutuo, no solo el profesor no sabe qué pasa detrás de la pantalla de sus alumnos, a estos les pasa lo mismo, pero la renuencia a encender sus cámaras, muchas veces escapa de sus manos, ya sea por la dinámica familiar, por la mala conectividad o por la saturación de datos al activar la cámara y el micrófono, según el dispositivo que se esté utilizando. Esa desconexión genera falta de interacción, no se ven los gestos, las emociones, los rostros ni la voz.
El ambiente en el que se escuchan clases en línea cobra importancia en la efectividad de la estrategia de aprendizaje diseñada por el experto. Al estar en casa, se presume que los alumnos están sujetos a más factores de distracción que en lo presencial; incluso, cuando se presenta una situación distractora en el salón de clases, el maestro tiene la autoridad para intervenir y tratar de disuadir tales factores, pero en las sesiones sincrónicas a distancia, el docente no tiene esa capacidad de intervención e incluso en ocasiones tampoco el estudiante, ya que dependerá de la dinámica de su hogar.
En la voz de los participantes de este estudio, el 58.3% toma sus clases en el cuarto donde duerme, y aunque pareciera que no es el mejor lugar de estudio ellos mismos refieren que es un lugar ventilado, sin ruido e iluminado (25.7%). Así mismo, de manera general los estudiantes refieren que el espacio físico donde toman sus clases virtuales es el único lugar que pueden utilizar (14.2%), o bien que cuentan con un lugar exclusivo para estas (7.9%). Además, el 33.1% indica que sus clases virtuales las toma en un espacio ventilado, iluminado y sin ruidos. El 20.5% expresa no tener un lugar específico para sus clases (Gráfica 3).
Gráfica 3
Espacio físico utilizado por los estudiantes para tomar las clases virtuales
Fuente: Elaboración propia.
Para dar respuesta a la interrogante constante de los docentes sobre qué sucede atrás de la pantalla, se preguntó a los estudiantes qué hacen durante las sesiones sincrónicas. La realidad no es muy alentadora: el 33.1% dice tener siempre toda su atención para las clases; el 40.2% expresa que casi siempre, y el 53.5% manifiesta que algunas veces hace otras actividades. Un aspecto importante a destacar es que el 44.9% siempre toma algún tipo de apunte; el 52.8% reconoce que algunas veces participa activamente en las clases y un mínimo porcentaje (9.4%) siempre lo hace. Alrededor del 10% se distrae siempre con facilidad, mientras que el 63.0% acepta que algunas veces se distrae con facilidad (Gráfica 4).
Gráfica 4
Acciones y actitudes de los estudiantes durante las sesiones sincrónicas
Fuente: Elaboración propia.
En el enfoque constructivista el protagonismo y la acción del estudiante en su proceso de aprendizaje demandan su autonomía y el acompañamiento del docente; así, en la formación de un carácter responsable, la entrega de trabajos pone de manifiesto el grado de compromiso que asume. En la modalidad a distancia, el uso de plataformas digitales para la administración de las tareas, su descripción clara y la rúbrica de evaluación llevan a la entrega para fortalecer el desarrollo de las competencias o valorar el grado de logro académico.
En la educación a distancia, el uso de las plataformas para estas actividades debe ser constante, incluso para quienes tienen problemas de conectividad. En este tenor, el 60.6% menciona que siempre revisa la plataforma, dato que es congruente con la actitud de quienes reconocen la importancia de realizar trabajos para su aprendizaje (60.6%), y con el de quienes hacen sus entregas en tiempo y forma (52.0%). No obstante, es importante resaltar el hecho de que solamente el 36.2% revisa la rúbrica del trabajo y el 4.7% se espera hasta el final para entregar los trabajos (Gráfica 5).
Gráfica 5
Compromiso de los estudiantes con las tareas en las plataformas
Fuente: Elaboración propia.
En congruencia con la atención que tienen los estudiantes a las sesiones sincrónicas, el 62.1 % considera que algunas veces es difícil dedicar tiempo exclusivo a las clases en línea. Así mismo, el 37.3% indica que en ocasiones han tenido que tomar sus clases con el celular cuando salen de casa en horarios de clases. El 28% se prepara para esas clases como si asistiera de manera presencial, sin embargo, un porcentaje importante hace esta actividad solo algunas veces (32.6%) o nunca (13.6%). Esta actitud coincide con la cantidad de alumnos que toman sus alimentos en el horario de receso (20.0%) (Gráfica 6).
Gráfica 6
Hábitos y desafíos de los estudiantes ante las sesiones sincrónicas
Fuente: Elaboración propia.
El gráfico anterior también muestra la necesidad de los estudiantes de entablar una conversación con sus compañeros, por ello se vuelve cada vez más imprescindible que los docentes diseñen estrategias que integren aspectos socioemocionales que permitan una formación integral de colaboración e intercambio de emociones y experiencias con sus pares. Esta necesidad corresponde con lo citado por Aguilar (2020, p. 10) el proceso de aprendizaje en tiempos de pandemia es un reto para toda la comunidad educativa, el cambio repentino de escenarios presenciales de aprendizaje a uno virtual limita el contacto social, esto puede traer consigo varias consecuencias, por ejemplo, la relación entre sujetos mediante dispositivos digitales evita reconocer las emociones y sentimientos de los otros.
Como se observa en los distintos gráficos, existen aspectos del aprendizaje que los estudiantes pueden controlar, es decir dependen de las decisiones que toman, por ejemplo, dedicar tiempo exclusivo para las clases, hacer los trabajos en tiempo y forma, revisar la plataforma de entrega de trabajos y la rúbrica correspondiente. Sin embargo, hay otros aspectos ajenos a su voluntad, propios de su contexto, como la falta o mala conectividad, distractores en su entorno físico de clases, no contar con su propio dispositivo, etcétera.
Percepción de los estudiantes ante la educación en línea
Una vez que se contextualizó la realidad de los estudiantes para el desarrollo de las clases a distancia, se indagó sobre su preferencia por la educación en línea o presencial. Según se muestra en el Gráfico 7, al 64% de los estudiantes le gustan más las clases presenciales, sin embargo, un porcentaje importante (la tercera parte) tiene gusto por la educación en línea.
Gráfica 7
Preferencia de los estudiantes de la educación presencial vs. en línea
Fuente: Elaboración propia.
A pesar de que la mayoría de los estudiantes expresan preferencia por la modalidad presencial, no se observa la misma respuesta al preguntar sobre el impacto del cambio en su rendimiento. El 47% reconoce que no se ve afectado por las clases en línea, incluso hay quienes opinan que su aprendizaje mejoró (9%). Destaca el 22% para el que sus hábitos de estudio mejoraron con las clases en línea. En su contraparte, para el 44% su aprendizaje y sus hábitos de estudio empeoraron (Gráfica 8).
Gráfica 8
Percepción de los estudiantes del impacto de la educación en línea sobre su aprendizaje
Fuente: Elaboración propia.
De manera correspondiente con los estudiantes que prefieren la educación presencial, el 64.6% considera que su aprendizaje mejoraría con el regreso a clases presenciales. No obstante, el 50.4% reconoce que su desempeño académico mejoraría si ellos tuvieran toda su atención; el 18.9% si tomaran asesorías; y el 16.5% si asistieran puntualmente a sus clases en línea (Gráfica 9).
Gráfica 9
Acciones para mejorar el aprendizaje, opinión de estudiantes
Fuente: Elaboración propia.
Gráfica 10
Aspectos que generan estrés en los estudiantes en la educación en línea, opinión de estudiantes
Fuente: Elaboración propia.
El estrés es considerado uno de los impactos negativos de la educación en línea, pero qué factores lo propician en los estudiantes. Un 43% opina que es debido a que los maestros les dejan todos los trabajos al final de la evaluación parcial. Ante la respuesta, cabe plantearse si eso es propio de la modalidad a distancia o de la gestión docente, independientemente de si son clases en línea o presenciales. Resalta también el 23% de quienes consideran que estar a distancia no les afecta, pero el 18% reconoce que su actitud y la toma de decisiones los lleva a ese estado porque realizan los trabajos hasta el límite de tiempo.
Por otro lado, se detecta la necesidad de algunos estudiantes para estar comunicados, así lo indica el 13% que se inquieta porque los docentes no responden sus mensajes, llevándolos a un estado de estrés. Un aspecto favorable es que toda la comunidad que participó en el estudio refiere que sí recibió clases en sesiones sincrónicas, con la observación de que algunas de ellas son solo con videos y esto genera estrés en la comunidad estudiantil (13%). Otras causas de estrés en los jóvenes, expresadas con sus propias palabras son: mala conectividad, exceso de tareas y tiempo insuficiente para su entrega.
También se preguntó a los estudiantes qué modalidad prefieren; el 73% eligió la presencial y el 27% opta por la educación en línea. Ante este resultado es interesante conocer los motivos que propician la respuesta de los estudiantes.
Al respecto, se encontró que los estudiantes que apuntan su gusto por las clases en línea se debe a que les permite hacer otras actividades, o bien, a que redujeron sus gastos. El 53% expresa que disminuyeron sus gastos en alimentación y transporte, un 28% en libretas e impresión de trabajos. Dentro de las actividades que la modalidad en línea les permite hacer está cuidar a un familiar, viajar, trabajar o dormir más tiempo. Estos datos indican que su preferencia no obedece a cuestiones de mejora académica, sino a situaciones personales. De esta manera la tercera parte (31%) reconoce que la educación en línea ha permitido que los docentes generen estrategias de enseñanza-aprendizaje dinámicas (Gráfica 11).
Gráfica 11
Motivos de los estudiantes que prefieren la modalidad en línea
Fuente: Elaboración propia.
Los motivos que llevan a los jóvenes de bachillerato a preferir una educación presencial es, en primer término, que entienden mejor las clases cuando están frente al docente (62%), otro porcentaje importante expresa que en su casa no se concentra porque hay muchos distractores (57%). El 54% se enfoca en la parte socioemocional y considera que le hace falta platicar con sus compañeros y compañeras. Por otro lado, la falta de recursos sigue siendo un factor importante, el 13% prefiere las clases presenciales por las fallas de conectividad total o parcial, de sonido (29%), de visualización de las pantallas proyectadas (12%) (Gráfica 12).
Los motivos referidos por los estudiantes corresponden con la naturaleza humana. Al respecto, Díaz y López (2021, p. 45) señalan: “la prespecialidad no se sustituye con nada, porque ese factor permite la vinculación y acompañamiento entre los seres humanos, componentes necesarios en la tarea educativa”.
Gráfica 12
Motivos de los estudiantes que prefieren la modalidad presencial
Fuente: Elaboración propia.
Discusión de Resultados
En un estudio presentado por Enríquez et al. (2021) se menciona:
En relación con la percepción de los estudiantes sobre su experiencia en la adquisición de conocimientos en el aprendizaje en línea, se analizaron aspectos como si con el aprendizaje en línea se adquieren más y mejor conocimiento, se tiene una mayor productividad o un mejor rendimiento, se facilita el aprendizaje, aumenta la motivación. Los resultados muestran que el 63.92% de los encuestados respondió estar en desacuerdo con las afirmaciones, y el 36.08% manifestó estar de acuerdo. Estos datos indican que las experiencias de los estudiantes con el aprendizaje en línea como modelo alternativo de aprendizaje no ha tenido un efecto positivo en el aumento de sus conocimientos. (p. 12)
Los resultados de la investigación referida, realizada con estudiantes de la carrera de ingeniería Telemática del Instituto Politécnico Nacional, no corresponden con los encontrados en el presente trabajo en el cual, si bien el 44% de los estudiantes considera que tanto su aprendizaje como sus hábitos de estudio empeoraron con la educación en línea, el resto expresa que no se vieron afectados o bien, que mejoraron el 47% y el 9%, respectivamente. Sobre los hábitos de estudio el 34% considera que no se ven afectados y un 22% opina que mejoraron con la educación a distancia.
A la luz de los resultados del estudio, los recursos económicos son uno de los motivos de la preferencia por la modalidad en línea, ya que disminuyeron los gastos: un 53% ahorró en gastos de alimentación y transporte y el 28% en libretas e impresión de trabajos. Además, el 20% indica que puede dormir más tiempo y al 13% no le importa el turno porque no tiene que preocuparse por el traslado. Estos resultados corresponden con lo que encontraron Castillo et al. (2021) respecto a las ventajas de la modalidad en línea como son: “el ahorro de dinero de transporte, renta (en el caso de los foráneos), la omisión de presiones por el tiempo del traslado y el embotellamiento, y el mayor tiempo de sueño y descanso” (p. 136). Así mismo, Jara et al. (2021) contemplan como ventaja “no tener que invertir tiempo trasladándose hacia las dependencias de la universidad desde sus casas y viceversa, pudiendo dedicar ese tiempo a estudiar o descansar” (p. 9).
Uno de los motivos por los cuales los estudiantes prefieren la educación presencial es que consideran que en su casa no se concentran en las sesiones sincrónicas porque hay muchos distractores, como ya se mencionó en la Gráfica 12. Lo cual es congruente con lo reportado por Castillo et al. (2021) “Los distractores tienen un papel central porque merman la concentración y el desempeño académico de los estudiantes” (p. 134). Esos pueden ser simples (aquellos derivados del medio ambiente como el ruido, los anuncios, el acceso a celulares o programas de televisión) y complejos (aquellos relacionados con el contexto familiar como actividades del hogar o el cuidado de algún integrante de la familia).
En este contexto, el 37% de los estudiantes prefiere las clases presenciales porque consideran que la cantidad de trabajos disminuirá. También lo expresaron los encuestados por Castillo et al. (2021) “los alumnos perciben que sus profesores creen que, al ser clases en línea, hay más tiempo para estudiar y para hacer actividades escolares por lo que la carga de trabajo delegada hacia ellos es mucho mayor” (p. 139).
Jara et al. (2021) dicen: “en el ámbito social, una de las desventajas presentadas es la dificultad de conocer a los compañeros y hacer amistades vía online, además se comenta que no hay sentimiento de compañía entre pares” (p.8). Esta percepción también se encontró en esta investigación en la que el 54% de los estudiantes refiere que les falta platicar y convivir con sus compañeros y compañeras.
Conclusiones
Con la llegada de la pandemia por covid-19 se inició una nueva era de la educación, en donde los recursos tecnológicos ya no son una opción sino una necesidad, un requisito que tanto el docente debe considerar en su planeación como el estudiante valorar su aplicación, no solo para actividades lúdicas sino con fines académicos.
En la nueva forma de enseñanza-aprendizaje se ha puesto en tela de juicio la oportunidad de la educación a distancia, sin aceptar que lo que se tiene actualmente no es una modalidad en sí, sino una estrategia de atención al cierre parcial de las escuelas. No es válido decir que la educación a distancia no es buena comparada con la educación presencial. En lugar de hacer un comparativo se pueden tomar las cualidades de ambas modalidades para generar una simbiosis. En el análisis de las condiciones de educación virtual-presencial no basta con los estudios de corte vertical, de arriba hacia abajo, sino que es de suma importancia tomar como referente la experiencia de los actores principales (estudiantes, docentes y administrativos).
Con esta investigación se puede ver que los estudiantes han desafiado sus propias capacidades y logrado, con el apoyo de sus familias, adaptarse a las nuevas formas de educación, con el uso de las herramientas tecnológicas que tienen a su alcance, y en los ambientes de aprendizaje de sus hogares, mismos que han adaptado de la mejor manera posible, aunque en muchos de los casos no es la deseable, ya sea porque el espacio físico donde cursan sus clases carece de las condiciones de infraestructura que tienen en un salón de clases, por la falta de recursos adecuados (conectividad, equipo tecnológico) o porque no han desarrollado hábitos de disciplina para tomar las clases virtuales como despertarse, arreglarse, ingresar puntualmente, dedicar su atención y acción solo a la clase, etcétera.
En el presente estudio se ve que el deseo de los jóvenes por regresar a las aulas, va más allá de mejorar su aprendizaje, es para desenvolverse en una esfera más integral en la que no puede faltar la relación con sus semejantes (la comunicación cara a cara), es decir, los motivos son, en todo caso, direccionados por esa naturaleza del ser humano de convivir con sus semejantes y en esa interacción desenvolver sus competencias.
Si bien, un alto porcentaje de jóvenes prefiere la educación presencial, otro tanto reconoce sus fortalezas para las clases virtuales, no solo en el ámbito personal sino en la parte académica: consideran que esta “nueva” forma de enseñanza ha permitido que sus docentes sean más dinámicos en sus clases, que ellos hayan mejorado su aprendizaje y sus hábitos de estudio. Además, admiten que aún en la virtualidad, su desempeño mejoraría si su atención en las clases fuera mayor y si se conectaran puntualmente a las clases virtuales.
Referencias
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